El Congreso se enfrenta a un bloqueo institucional tras las elecciones Las elecciones del domingo han dejado un panorama político muy fragmentado y sin mayorías claras para formar Gobierno. Los dos bloques que han marcado la última legislatura, el de la izquierda y el de la derecha, no alcanzan los 176 escaños necesarios para la investidura. Tampoco hay posibilidades de acuerdos transversales entre las principales fuerzas, debido a las diferencias ideológicas y al papel de Vox como socio imprescindible para el PP. El bloqueo institucional se antoja difícil de superar si no hay movimientos en alguna de las partes.
La izquierda tiene más opciones de reeditar el Gobierno de coalición El PSOE y Sumar suman 153 escaños, a los que podrían añadir los 14 del independentismo catalán (ERC y Junts), los 6 de EH Bildu, los 5 del PNV y el 1 del BNG. Con esta suma, alcanzarían los 179 diputados, tres más que la mayoría absoluta. Sin embargo, esta fórmula requeriría el apoyo explícito o la abstención de Junts, el partido de Carles Puigdemont, que ha sido muy crítico con el Gobierno de Pedro Sánchez y que ha votado en contra de todas las iniciativas relevantes en la pasada legislatura. Un posible entendimiento con Junts provocaría una fuerte reacción de la derecha y pondría en cuestión la estabilidad del Ejecutivo.
La derecha no tiene opciones reales de llegar al Gobierno El PP y Vox suman 169 escaños, a los que solo podrían sumar el 1 de UPN y quizás el 1 de CC. Aun así, se quedarían lejos de la mayoría absoluta y no tendrían ningún otro aliado posible. El PNV ha descartado cualquier acuerdo con la extrema derecha y tampoco bastaría con su abstención. El PSOE tampoco parece dispuesto a facilitar que el PP gobierne como primera fuerza, ya que considera que su proyecto es antagónico al suyo y que además no ha respetado esa primacía en otros territorios donde los socialistas han sido los más votados.
El bloqueo institucional podría abocar a una repetición electoral Si ninguna de las fórmulas anteriores prospera, el Congreso podría quedar paralizado y sin capacidad para elegir un presidente del Gobierno. En ese caso, se activaría el mecanismo previsto en la Constitución para disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones. Sería la tercera vez que se produce esta situación desde 2015, lo que evidenciaría la incapacidad de los partidos para alcanzar consensos y pactos. Una repetición electoral podría alterar el equilibrio de fuerzas, pero también podría aumentar el desencanto y la abstención de los ciudadanos.
La salida al bloqueo institucional pasa por el diálogo y la flexibilidad Ante este escenario, la única forma de evitar una nueva cita con las urnas es que los partidos se abran al diálogo y muestren flexibilidad para negociar.