¿Qué tal se ha despertado esta mañana? ¿Resaca? Normal. Fue algo dura la noche, es de imaginar. Se oían los villancicos a través de la ventana, la pandereta, y hasta la zambomba estuvieron en la noche, y apareció, no podía ser menos, la botella de anís para acompañar los canticos. Y lo bien que lo pasó. ¿Resaca? Dos vasos de agua al cuerpo, una palomilla con mucho limón, cuidado con la azúcar, no abuse de ella, el café bien calentito, la tostada no la cargue mucho de mantequilla, cuídese las cuerdas vocales, si hoy es de esas personas que van a tener la posibilidad de seguir cantando villancicos en este día de Navidad, y a disfrutar del mundo, que el 25 de diciembre, con humo o sin humo, solo nos llega una vez al año.
Mañana, día 26 y de tremoleo, si les parece, nos seguiremos preocupando de los bulos y de las mentiras de los políticos, no dejemos que hoy nos amarguen la jornada. Felicite la Navidad a los vecinos, sonría a los amigos con los que se cruce, abrace hasta a las farolas si hace falta. Sea feliz. Claro que, si tuvo suerte y los niños cantores sacaron del bombo el número del décimo comprado, no hace falta que le digamos que lo sea, estoy seguro de que ya lo es. Si se ha quedado viendo las alegría de esas caras, con botella de cava derramando burbujas por doquier, piense que el año que viene vuelven los niños, como vuelve la Navidad, como lo hace el 25 de diciembre, fum fum fum, y que será usted uno de esos afortunados que pasaran las mejores navidades de su vida.
Y cante. Cante todo lo que pueda y más. Aseguran que los humanos somos más felices cuando unimos nuestras voces, cuando cantamos juntos. Y estos son días para un cantico que se hace unido: el villancico. Hace unos días escuchaba unos que no conocía. ¿Eran villancicos lo que cantaban? Pregunte. La letras hablan de la festividad que celebramos en estos días, pero desprendían unos giros y una ternura distinta. Y esa ternura o simplicidad de las letras te ganaba. No tienen nada que ver con los clásicos que se ha cantado y se canta en el país, o los que nos sirve Jerez en sus famosas zambombas flamencas, y eso es lo hermoso que tienen los de Terque, no se parecen en nada a lo que se escucha en otras latitudes. Espero que hoy, a las doce, las voces de Mari Carmen, Antonio, Enriqueta, Nati, Anita, Paqui, Angelita y José Nicolás sepan mantenerlos vivos en la memoria y traspasarlos a las nuevas generaciones. Sería una pena que se perdieran. Alguien diría que se merecen estar en esos museos que Terque ofrece al mundo. Que así sea.