El 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, se ha convertido en una fecha simbólica para reivindicar los derechos de la mujer. Este año, sin embargo, el 8-M podría convertirse en un escenario más de la tensión existente entre los gobiernos regionales y la reforma que el gobierno central del PSOE y Unidas Podemos están impulsando para modificar la ley de violencia de género. La reforma propuesta por el gobierno de coalición, cuyo objetivo es reforzar la protección de la víctima al establecer el concepto de “sí es sí” para definir el consentimiento sexual, ha generado un debate profundo en España.
Por un lado, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha expresado su preocupación por el contenido de la reforma y, por otro, el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, ha defendido la necesidad de una ley que garantice la protección de las víctimas y el consentimiento expreso en el ámbito sexual.
La reforma, que se encuentra actualmente en fase de tramitación, llevará un mes en el parlamento, lo que significa que la fecha de aprobación coincidirá con el 8-M. Esta coincidencia no es una casualidad, ya que el gobierno de coalición está utilizando el Día Internacional de la Mujer como un ariete para dar más visibilidad a la reforma y, por tanto, a su apuesta por la igualdad y la lucha contra la violencia de género.
No obstante, la reforma ha generado una gran controversia entre el feminismo y ha provocado un cisma que se ha acrecentado con el paso del tiempo.