Un estudio hecho público por Acierto.com con motivo del 8 de Marzo, Día de las Mujeres, rompe el mito de que las mujeres conduzcan mejor que los hombres, porque están implicadas en el 56% de los partes por accidentes de tráfico.
Lo cierto es que los estereotipos son una constante, y basta recodar a un tipo como Jorge Buxadé, el europarlamentario de Vox, diciendo en un mitin que las feministas son feas, ignorando quizá que con ese argumento podría ser él mismo confundido con ellas.
Pero este mismo partido, es el que tras denostar el feminismo, sostiene que alguien como la reina Isabel de Castilla, fue “feminista”, aunque no aclaran si su afirmación se fundamenta en que les consta su fealdad.
Del mismo modo esa idea de que las mujeres gobernarían el mundo mejor que los hombres, también deja un rastro desmitificador, como se observa fácilmente sin salir de España, donde hay ministras tan absolutamente insolventes como ministros, donde hay presidentas autonómicas tan pésimas como presidentes, y donde la corrupción solo aparece mayormente vinculada a hombres porque siguen siendo muchos más en los altos cargos.
Pero hay algunos datos más que me animo a darles en este día, Randstad destaca que 21.098 mujeres obtuvieron su título en universidades de Andalucía durante el curso 2019-20, lo que supone una presencia femenina del 61,2%, subiendo seis décimas con respecto al curso anterior.
Otro informe, en este caso de Santa Lucía, recoge que el salario medio de las mujeres en España, en 2019, fue un 18% menor al de los hombres. Incluso trabajando las mismas horas, las mujeres percibieron un 13,5% menos que sus compañeros, diferencias que se ven ampliadas al superar los 30 años y entrar en la edad de la maternidad.
Además, este mayor índice de nivel educativo en las mujeres contrasta con una tasa de activad 10 puntos menor que la de los hombres: el 54% frente al 64%.
En resumen, las mujeres están mejor preparadas académicamente que los hombres, pero las circunstancias llevan a que sus salarios sean de media inferiores a la de éstos. Pese a ello, el 58,6% de estas mujeres desempeñan ocupaciones básicas como personal de limpieza, camareras o barrenderas, frente al 32,7% de los hombres.
En 2021, la tasa de actividad de mujeres entre 25 y 54 años supera el 80%; no obstante, sigue siendo inferior a la de los hombres, que supera el 90%. A lo anterior, hay que añadir que el paro es superior en el caso de las mujeres, situándose en 3,8 puntos porcentuales por encima del de los hombres, sin haber distinción entre unos y otros a la hora de percibir el subsidio por desempleo.
Si a eso le añadimos la mayor esperanza de vida de las mujeres, el drama es lógico, porque eso acaba determinando que tendrán pensiones ínfimas y escasos recursos propios para compensarlo.
Más allá de eslóganes, y de quienes sostienen que la igualdad entre hombres y mujeres ya existe porque así lo consagra la Constitución, lo cierto es que no es verdad, que sigue siendo necesaria la lucha constante y permanente para lograrla, tanto en el ámbito laboral como en todos los órdenes sociales.
Hay quien sostiene que otorgar ciertas ventajas a las mujeres va contra la igualdad, y sin negar que en ocasiones exigir paridad por ley roza el absurdo… y lo imposible, no es menos cierto que la excusa de que eso contribuye a crear “mujeres florero”, contrasta con el hecho de que el número de “hombre florero” a día de hoy sigue siendo insultantemente mayor.