La candidata a la Alcaldía de Almería por el PSOE, Adriana Valverde, ha pasado de ser una ferviente defensora de Pedro Sánchez a una crítica acérrima tras el descalabro electoral del pasado domingo. Valverde, que ha bajado de 9 a 7 concejales y ha obtenido el peor resultado histórico de su partido en la capital almeriense, no ha tenido problema en echarle la culpa al líder socialista de su fracaso. Según ella, "se ha votado en clave nacional", lo que se puede traducir en que los almerienses han castigado las políticas de Sánchez, aunque su secretario general provincial, Juan Antonio Lorenzo, en su valoración del adelanto electoral al mes de julio, ha querido poner en valor las políticas del presidente.
Es decir, a Valverde la castigan porque se ha votado “en clave nacional”, cuando según Lorenzo, solo cabe aplaudir la gran obra de Sánchez, que debería haber supuesto un premio para los candidatos socialistas.
Pero resulta que Valverde ha sido una de las portavoces más entusiastas de esas mismas políticas durante la campaña electoral. Ha defendido a capa y espada la ley del solo sí es sí, que ha puesto en libertad a delincuentes sexuales; la ley de vivienda, que bendice la ocupación ilegal; o la ley trans, que genera división y confusión. Todo eso lo ha aplaudido Valverde como si fuera el maná para los almerienses, como la subida del salario mínimo, o la contrarreforma laboral, todo lo cual, según nos decía, tenía magníficas consecuencias en nuestra provincia, pero ahora resulta que no, que eso que la iba a hacer ganar porque era de lo bueno lo mejor, y de lo mejor, lo superior, ha sido el detonante para que ella vuelva a perder las elecciones.
Ahora, tras el batacazo en las urnas, Valverde se desmarca de Sánchez y le señala como el culpable de su derrota. Pero la pregunta es: ¿va a asumir ella alguna responsabilidad por su pésima gestión al frente del PSOE almeriense? ¿Va a dimitir tras dos intentos fallidos de alcanzar la Alcaldía, cada uno con peor resultado que el anterior? ¿O va a seguir buscando excusas y culpables en otro sitio, aunque sea en la misma persona a la que alababa hasta ayer mismo por la noche?
Es que el alcalde socialista de Vícar, Antonio Bonilla, tiene mayoría absoluta, y el de Cuevas, Antonio Fernández también, y la alcaldesa de Níjar, Esperanza Pérez perderá la alcaldía pero no ha perdido concejales… y podríamos seguir. ¿También ahí se ha votado en clave nacional?
Lo cierto es que Valverde no tiene credibilidad ni coherencia para liderar la oposición en el Ayuntamiento de Almería. Su discurso cambia según le convenga y según sople el viento. Un día es sanchista y al otro antisanchista, o peor que eso, sencillamente se esconde detrás de Sánchez. Un día dice una cosa y al otro la contraria.
Los ciudadanos han demostrado con su voto que no confían en Valverde ni en su proyecto político, porque también cuando se presentó a las primarias obtuvo menos respaldo que cuatro años antes, y eso que era una votación entre militantes.
Los almerienses han preferido apostar por otras opciones más sólidas y más cercanas a sus problemas reales, e incluso es posible que su problema no sea ni tan siquiera ese, sino la cainita lucha interna que mantienen desde hace dos décadas al menos.
Valverde debería hacer un ejercicio de autocrítica y reconocer sus errores en primera persona, e incluso buscar cerca de ella, muy cerca de ella, porque tampoco parece que sea muy sensato subirse al escenario con un amigo de Tito Berni, por ejemplo. Y lo más honesto sería que dejara paso a otras personas con más ilusión y más capacidad para renovar el PSOE almeriense, que falta le hace. Porque si sigue aferrada al cargo, solo conseguirá hundir más a su partido.
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