Amigos de la Alcazaba colabora con el congreso de la Asociación Hespérides

La Asociación Amigos de la Alcazaba continúa siendo uno de los agentes culturales más activos de la Almería y su provincia y, por ello, además de promover numerosas actuaciones propias como conferencias, visitas guiadas, presentaciones de libros o viajes, también es invitada a participar en destacados encuentros, como es el caso del que se está celebrando desde el pasado jueves en el IES Celia Viñas. Se trata del trigésimo quinto Congreso Metodológico-Didáctico de la Asociación Hespérides, que reúne a profesores de Geografía e Historia, Arte, Ciencias Sociales y Humanidades de toda Andalucía, que ha girado en torno a distintas temáticas que tienen que ver con el cine y con su interrelación especial con Almería.

El directivo de la Asociación Francisco Verdegay ha sido el encargado de pronunciar la última de las conferencias del viernes de este interesante encuentro, en la que bajo el título de ‘Las amistades peligrosas. El cine, licencia para inventar’ ha abordado, desde un prisma siempre crítico y mordaz, cómo el cine puede influir en el relato de la construcción de la historia y sobre su licencia o no para realizar incorrecciones con motivo del desarrollo narrativo de la película.

“La Historia, como fuente de personajes, de contextos, de conceptos, ha sido lugar habitual para el séptimo arte desde sus comienzos, y lo fue de forma muy marcada a partir de la Segunda Guerra Mundial, en la Edad de Oro de Hollywood, con la sociedad de consumo y de ocio. El cine de Antigüedad es épica, aventura, viajes, monumentalidad, héroes junto a malvados y traidores, catástrofes (batallas, castigos divinos, terremotos…), mitología, grandes masas humanas, riquezas, exotismo estético y cultural (oriente, los bárbaros…), violencia, amor, pasiones, erotismo… Y dentro de la antigüedad, Egipto ocupaba uno de los lugares preferentes de los espectadores”, ha destacado Verdegay.

Para todas estas producciones a veces se han usado ‘licencias’ temporales o de los hechos algo que como ha apuntado el directivo de Amigos de la Alcazaba, “también pasa con frecuencia en la literatura o en la pintura”. En 1970 el prestigioso Jean Luis Godart reivindicó que como director de cine tenía derecho a que ser considerado como historiador, lo que supuso un aluvión de críticas de la mayoría de los historiadores. Entonces intervino Marc Ferro, historiador y cineasta, discípulo de Fernand Braudel y representante de la escuela historiográfica de los Annales, “quien planteó el valor del cine en el estudio de la historia”, destaca.