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Candela Ferrer, la auténtica vidente sin engaños

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Nació en 1954 en Dos Hermanas, Sevilla, pero pronto se trasladó a Madrid para vivir. Representa la cuarta generación de videntes en su familia e insiste en algo que ha convertido en su lema: “Solo quiero ayudarte, no sacarte información ni que pierdas el tiempo”.

Incluso los más incrédulos se sienten atraídos por el estilo de vida de una tarotista: las visitas en casa, la discreción elevada a secretismo, la curiosidad por saber si acertará y, sobre todo, la manera en que puede sopesar esa incertidumbre que genera desasosiego.

Llevan miles de años intentando dar respuesta a preguntas que solo responderá con total certeza el paso del tiempo. Los oráculos de la Antigüedad hoy se han transformado en videntes con página web que tratan de llegar a sus clientes a través de las tecnologías digitales.

Así lo hace Candela Ferrer, considerada por muchos entre las mejores del país. Asegura ser una vidente real y utiliza su web para ayudar al cliente a identificarlas, ya que la actividad está copada de intrusismo. Y los intereses de estos advenedizos resultan perjudiciales en muchas ocasiones.

La transparencia como factor determinante

Las tecnologías digitales no solo actúan como gran escaparate. Las videntes han dado el salto a la web y pueden ser encontradas más fácilmente por clientes que se encuentran lejos desde el punto de vista geográfico. También se han presentado como una oportunidad de presentarse y detallar procedimientos y servicios que antes no quedaban tan claros.

Candela Ferrer es médium y tarotista. Utiliza las cartas del Tarot de Marsella y la Cábala, dependiendo de cada caso, asegura tener el don de nacimiento y se ha especializado en amor y trabajo. “No hace falta que te haga preguntas, seré yo quien te diga las cosas”, dice en su web.

Lo de ofrecer transparencia no tiene que ver solo con la trayectoria y la especialidad, sino con algo que al cliente le importa incluso más: los precios.

Quienes pretenden ser buenas tarotistas no quieren líos, así que ofrecen la información de antemano para que el cliente no se encuentre sorpresas: 1,21 euros el minuto desde red fija y 1,57 euros desde el móvil, con total disponibilidad. Por si quedan dudas, en el apartado legal se aclaran más cuestiones.

El buen trato es fundamental

Otra clave para identificar a una vidente de alguien que quiere estafar es el trato. Quien quiere engañar no cuida en absoluto cómo se dirige a la otra persona. Es más, pretender robarle, lo que ya implica que carece de empatía.

Candela Ferrer explica que una vidente real no juzga ni quiere hacer sentir mal a nadie por el problema que le está presentando. Lo que intentan es ayudar, explicar qué pueden en práctica o cómo pueden cambiar la situación que están viviendo quienes se ponen en sus manos.

Hay sesiones muy delicadas y que requieren mucha calma. La vidente real conoce perfectamente la influencia que puede tener sobre los demás, así que tratará de proporcionar seriedad, comodidad e información útil.

No es un profesional de la psicología, pero sí tiene que esforzarse en comprender y conocer a la otra persona, además de ponerse en su lugar. No pretende decir lo que no sea verdad solo porque el otro lo quiere escuchar, pero si no usa las palabras correctas puede hacer que situación de la otra persona empeore.

Dominio de la materia

Como tarotista experta en el amor, Candela Ferrer sabe cuáles son las preguntas que más nos incomodan: el futuro de una relación de pareja, si el amor es correspondido, si un ex sigue pensando en la otra persona, si no sería mejor terminar con la relación de pareja, etc.

Lo mismo sucede con el trabajo. Nos preocupa saber si obtendremos ese puesto que esperamos, si debemos cambiar, si perderemos el trabajo, si es preciso aceptar ese negocio o incluso si es buen momento para invertir.

Son muchas las cuestiones que alguien lleva a la consulta del tarot, y Candela Ferrer asegura que es el cliente quien debe llevarlas. Presume de ser capaz de atender a sus clientes sin necesidad de hacerle muchas preguntas, pues tener que hacerlas puede significar dos cosas: que el vidente está tratando de alargar la conversación para sacar más dinero o que es incapaz de conectar con la otra persona para predecir. Otra pista para identificar a estafadores.

Lo que también suele generar suspicacias es el tarot con gabinete. Si una vidente se afana en trasladar su nombre y su trayectoria, ¿por qué luego no atiende personalmente y deja a los clientes en manos de terceras personas? La fórmula no es mala en sí misma, y hay personas que la prefieren porque les permite acceder a un abanico de videntes de varias especialidades, pero también hay clientes que se han sentido confusos.

Es una de las razones por las que Candela Ferrer trabaja sin gabinete. Se compromete a atender personalmente a todo el que quiera ponerse en sus manos y, de hecho, sigue pasando consulta de manera presencial. El teléfono solo es una herramienta para llegar a más personas.