Tribunal Superior de Justicia de Andalucía confirma condena al propietario de club de alterne en Níjar y absuelve a su pareja y empleado
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha ratificado la condena a seis años de prisión para el propietario de un club de alterne en Níjar, quien explotaba y sometía a mujeres "vulnerables" que ejercían la prostitución en su local. La sentencia, emitida este miércoles, señala que el dueño del establecimiento se beneficiaba económicamente de la prostitución voluntaria de varias mujeres, imponiendo condiciones abusivas, horarios extensos y control férreo sobre ellas.
El tribunal andaluz destacó la veracidad y firmeza de las declaraciones de dos testigos protegidas, respaldadas por la declaración de una subinspectora de trabajo que corroboró las condiciones de explotación en el establecimiento. Además, la sentencia resalta que el propietario cobraba a las mujeres 100 euros a la semana por el uso de una habitación donde vivían y trabajaban, reteniendo parte de sus ingresos por servicios sexuales.
La resolución, sin embargo, revocó las penas de seis y tres años de cárcel impuestas a la pareja sentimental del proxeneta y a un empleado, respectivamente, considerando que no participaron ni se beneficiaron directamente de las condiciones abusivas impuestas por el dueño.
El tribunal subrayó que la compañera sentimental del propietario no colaboró en la explotación de las mujeres, según las declaraciones de las testigos, quienes afirmaron que ella solo se encargaba de regentar el bar y expresaba compasión por la situación de las mujeres. En cuanto al empleado, el tribunal lo absolvió al no encontrar pruebas de que conociera la situación de vulnerabilidad de las víctimas ni se beneficiara de las condiciones abusivas impuestas por el empleador.
El club de alterne, inaugurado en 2020, atrajo a mujeres extranjeras en situación de necesidad, sin documentación para residir en España. El propietario las contrataba para ejercer la prostitución en condiciones perjudiciales, utilizando un viejo cortijo detrás del bar como lugar de trabajo, con precarias condiciones de habitabilidad.
La sentencia destaca la relevancia de la protección de las mujeres en situación de vulnerabilidad y refuerza la condena al propietario del establecimiento por explotación y abuso.