La expresión de la cara del presidente Pedro Sánchez al inicio del Consejo de Ministro extraordinario para aprobar el Decreto Ley del coronavirus, era reveladora de lo que tenía delante, y sinceramente, dudo mucho que lo que bullía en su cabeza en ese momento fuese que estamos en medio de una pandemia o la gravedad de ésta.
Y es que ahora nos hemos enterado de que en casa, en La Moncloa, Begoña, su esposa, había dado positivo por COVID19, por lo que sorprende que el Consejo de Ministros se realizara así, tal cual, como siempre, como si nada ocurriese… y todo se limitara a usar una sala mayor para que todos los miembros estuviesen más espaciados, como si después de siete horas no hubiesen compartido comedor, como si luego cada cual no usara un coche oficial con conductor compartiendo habitáculo.
No solo el presidente no ha guardado la mínima cuarentena a sabiendas del estado de su esposa, sino que el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, cuya pareja, la ministra Irene Montero, dio positivo, acudió al Consejo en vez de quedarse en el chalet de Galapagar, y lo hizo sin proteger a los demás usando él una mascarilla.
A eso, podemos sumarle que la esposa del Jefe del Estado, Letizia, se afanó dando besos y abrazos a Montero y otras personas de las que hoy sabemos que están contagiadas, pero ella… ha dado negativo… será que su sangre obrera está mutando, porque Felipe VI dio la mano a diestro y siniestro, y de él no se conocen los resultados pese a que las pruebas fueron practicamente simultáneas.
Tal vez, el virus no sea tan contagioso, y desde luego, quizá tampoco sea tan letal, porque si es están contagioso es incomprensible que las parejas de dos contagiadas no lo estén, y si es tan mortal, que se jueguen la vida cuando como ellos nos piden a los demás no salir a la calle ni a respirar, y que optemos por el teletrabajo -buen consejo para parados, albañiles o camareros- en tanto que ellos, que pueden hacerlo, se juntan como si tal cosa.
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