El 7 de abril, el Gobierno anunciaba la realización de un ambicioso estudio serológico para evaluar el grado de afectación entre la población española, del COVID19, y para ello iba a seleccionar a 60.000 personas, que se someterían a un test que les realizaría en su propia casa una patrulla militar.
Tal día como ese, el ministro de Sanidad, Salvador Illla, afirmaba en rueda de prensa que “Hemos encargado un estudio de seroprevalencia. Es un estudio al que damos importancia, que permitirá ver el grado de expansión del virus en la sociedad española”. Añadió entonces que empezará “la semana que viene, lo antes posible".
María José Sierra, del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad aseguró también “Es necesario conocer las verdaderas dimensiones de la epidemia de Covid-19 en España y cuál es el estado inmunológico en relación con SARS-Cov2 de la población española (…) así como monitorizar de forma dinámica la evolución de la infección entre la población, ya que esta información es imprescindible para orientar las medidas de salud pública futuras relacionadas con el control de Covid-19”. El ministerio espera que el estudio “proporcione estimaciones de prevalencia de infección presente o pasada con suficiente precisión como para tener datos a nivel provincial, que, además, permitirá disponer de información continua sobre la evolución de la epidemia aún en curso”.
Eso, que se iba a producir de modo inmediato, porque era la base –nos decían que fundamental- de la futura desescalada, ya que ésta no se podría efectuar sin conocer la realidad epidemiológica, se inicia 20 días después tras reconocer varios retrasos, y cuando el Gobierno ya ha establecido un cronograma de desconfinamiento, a pesar de no disponer de esos datos que había calificado de indispensables para dar ese paso.
Pero no queda ahí, finalmente serán 90.000 ciudadanos los testados, y tendrán que acudir a su centro de salud previo aviso, lo que deja en evidencia la afirmación de que estaba preparada la ejecución del estudio cuando se anticipó en rueda de prensa.
Para hacer un seguimiento de la evolución, se repetirán las pruebas a las tres y a las seis semanas de la primera, o lo que es lo mismo, cada 21 días.
De este modo, no será hasta finales de junio, si no se produce otro de los habituales retrasos, cuando se tenga una idea aproximada de la extensión del contagio en nuestro país, pero para entonces, quienes nos aseguraron que en España solo habría un par de casos de COVID19, y que el machismo mataba más que el coronavirus, por lo que animaron a acudir a la manifestación del 8M, mientras nos convencía a todos que esto era una gripe más, nos anuncian que entonces habremos salido de lo peor de la pandemia.
A día de hoy, la Comunidad de Madrid sola, tiene más contagiados que todo Canadá, o que Bélgica, o que Perú e India juntos (aunque objetivamente en estos dos casos el dato no sea de una fiabilidad absoluta), pero partirá en el cronograma de desescalada, desde el mismo punto que la provincia de Almería, que resulta ser una de las que menos está sufriendo el virus.
Y en la provincia de Almería, seguirán el mismo ritmo todos los términos municipales, colocando en idéntico sitio a la capital sobre la que pesan más de una decena de fallecidos que los pequeños pueblos del interior donde no ha habido ni tan siquiera contagios.
No sé, sinceramente, no sé cómo deberían hacerse las cosas, pero claro, no tengo un comité de expertos que me asesore, y tampoco tengo asumido el control total sobre los medios y el personal de la sanidad pública y la privada, y tampoco sé si lo que el gobierno está haciendo es lo mejor o lo peor que puede hacer… lo que sí sé, es que calificó el estudio de seroprevalencia como clave para la desescalada, y ésta comienza sin que se haya iniciado.
Es para pensárselo.