El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuando explicó la “desescalada”, esa palabra que no existe y que en realidad se refiere al proceso de desconfinamiento progresivo, habló de que habría “cuatro fases”, pero la primera no era la uno, sino la 0, y la uno, sería la “inicial”, aunque en realidad se iniciaba en la 0, en tanto que la fase tres, era la “última” de las “cuatro”.
Eso ocurría el 28 de abril, cuando afirmaba que "Sanidad decidirá cada 15 días qué territorios pueden pasar de fase y quiénes se quedan en la misma".
Pero como en aquella célebre película –más por el título que por el argumento- de “¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?”, la cuestión aquí sería ¿por qué lo llaman criterio sanitario cuando quieren decir criterio político? O mejor… ¿por qué lo llaman criterio cuando quieren decir improvisación?
Solo ha pasado una semana desde que se hizo el cambio de fase, y Sanidad ya está evaluando qué comunidades o provincias que no pasaron, podrán hacerlo desde el lunes, y obviamente no han pasado quince días.
Del mismo modo, estas fases tan regladas, han sido burladas en el País Vasco, donde se ha permitido lo que se ha dado en llamar “fase 0,9”, o lo que es lo mismo, casi la Fase 1 pero sin haber logrado los requisitos establecidos para ello. El voto favorable del PNV que gobierna Euskadi para que Sánchez lograra sacar adelante una renovación del Estado de Alarma… igual ha tenido algo que ver en la decisión.
En Andalucía, seis provincias superaban sin problemas cualquier requisito para ir a la Fase 1, pero Málaga y Granada se quedaban en la 0, pero se da la circunstancia de que Granada superaba positivamente cualquier comparativa con Vizcaya, pero la vasca pasaba a “0,9” y con la andaluza no había piedad.
Ahora parece que a la Comunidad de Madrid, una semana después de negarle el acceso a la Fase 1, le van a autorizar la recién inventada “Fase 0,5” que no es ni la 0, ni la 1, ni la 0,9, y eso sin que hayan cambiado sustancialmente sus ratios respecto a la anterior evaluación, y lo que es tan importante como eso, que ni la Fase 0,5 ni la Fase 0,9 existen, por lo que se deduce que las palabras del protagonista de la obra de Miguel Miura “Tres sombreros de copa”, eran posibles, ya saben, eso de “estoy casado… pero solo un poco”.
Alguien podrá recordar que estas decisiones las toman los mismos que no vieron llegar la pandemia y llamaban alarmistas a quienes lo advirtieron, los mismos que desaconsejaban las mascarillas para los presuntamente sanos, los mismos que luego las han hecho obligatorias… los mismos que dos meses después siguen sin dar ni un dato de lo que está ocurriendo en las residencias de mayores, los mismos a quienes se les contagian y se les mueren los sanitarios.
No debía primar la política, y la impresión es que lo está haciendo, porque en vez de esperar a ver cómo se desarrolla el desconfinamiento en aquellos territorios a los que se les autorizó, se opta por equiparar de mala manera a todos, rindiéndose ante las presiones de los socios, del propio partido, o incluso del partido rival.
Hace un mes, en Almería solo se incrementaron los contagios en dos personas, hoy lo han hecho en 18, ayer subieron en 15 y un mes antes en 1, y anteayer en 10, y en abril fueron 4.
La duda es si la responsabilidad del desbarajuste es de quienes asesoran al gobierno, o es del propio gobierno, porque no se entiende que si tan claras estaban las fases, si tan analizado estaba el proceso de “desescalada”, sin tan justificado estaba cada parámetro exigido, luego no se haga así, tan a la carta.