Solo el 2,5% de los almerienses está presuntamente inmunizado ante el COVID19, un porcentaje que supone la mitad que la media española, lo que nos deja en un clarísimo riesgo ahora que llega el verano, y con él, la llegada masiva de mesetarios que buscan denodadamente nuestras playas.
¿Pero podrán llegar hasta aquí? En realidad eso sigue siendo un misterio al que se empeñan en no dar respuesta desde el Gobierno, tal vez porque no la tienen, o tal vez porque son tan confiados en que no pasará nada, como lo fueron antes de ordenar el confinamiento.
Andalucía entera pasa a Fase 3, a pesar de que Granada y Málaga llevan en Fase 2 solo una semana, cuando el “mando único” dijo que cada provincia estaría dos semanas en cada fase como mínimo. Conste que me alegro de que se las considere en condiciones de avanzar en la mal llamada desescalada por cuanto eso supone que desde el punto de vista sanitario están mejor, y que eso les permitirá avanzar en lo económico, pero esta alteración de la norma en Andalucía y en otros territorios deja en evidencia que la norma estaba mal programada, o que hay condiciones ajenas a lo sanitario –la política- que está influyendo de modo absoluto.
Tras reiterar por sexta vez el presidente Pedro Sánchez en sede parlamentaria, que era imprescindible renovar el Estado de Alarma para poder controlar la movilidad de la ciudadanía, y explicó que "desde el 8 de junio y hasta el 21 de junio habrá comunidades autónomas enteras que estén ya en la 'nueva normalidad' y, por tanto, se podrá levantar el estado de alarma". Obviamente no es verdad, porque un presidente autonómico no puede levantar el Estado de Alarma, lo que puede hacer si le autoriza el “mando único” es aliviar ciertas restricciones, como la de relativa a la movilidad, de tal modo que estando en la Fase 3 Andalucía, Juanma Moreno podría permitir la movilidad total. La pregunta vuelve a ser la misma de las últimas semanas, y es que si nos vamos a poder mover libremente ¿para qué es necesario el Estado de Alarma?
Pero ya hemos visto que la unidad territorial de aplicación de las fases iba a ser la provincia, menos en Cataluña, donde se permitió que en Barcelona fuera por distritos, algo negado a Andalucía para Málaga y Granada; y también hemos visto que las fases iban a ser tres aunque en realidad eran cuatro, y que iban a durar dos semanas cada una, pero resulta que cuando algunas no superaron el primer corte, se las “reevaluó” a la semana, y eso se ha vuelto a hacer para la fase 2, y hemos comprobado el desastre sobre las salidas de los niños, y ahora estamos viendo el caos que pueden formar por ejemplo, un murciano o un extremeño en Fase 3 quieran ir a una playa andaluza pero en Andalucía estando en la misma Fase, su Gobierno diga que sigue restringida la movilidad, o si alguien tiene que viajar de una provincia a otra y ha de cruzar por una de fase 2.
Es verdad que esto son casuísticas muy excepcionales, anecdóticas se diría, y además su duración va a ser muy escasa, por lo que no son problemas serios, pero sí valen para demostrar que no se están haciendo las cosas con previsión, sino con improvisación.
Tal es la improvisación, que ni los propios miembros del Gobierno logran estar al tanto de las innovaciones del ministro de Sanidad, Salvador Illa, y así, sale el ministro de Fomento, José Luis Ábalos y dice una cosa sobre el transporte y entonces tiene que salir Illa a desmentirle, o sale la de Turismo, Reyes Maroto, y comunica a los empresarios hosteleros una fecha para la apertura turística, se arma el gran revuelo en Portugal y Francia, y cuatro horas después desde La Moncloa se lanza una nota desmintiendo a la ministra.
Si pasara como en la mítica película de Steven Spilberg, en nuestro encuentro en la tercera fase, el científico Claude Lacombe no podría ser nuestro Fernando Simón, ya que más que buscar comprender lo que pasa, lo que hace es liarlo todo.
Mientras, los demás, como Roy Neary seguimos haciendo pequeñas y extrañas figuras con el puré de patatas en el plato, mientras en nuestra cabeza resuena el jingle del leiv motiv, que solo podremos silenciar cuando sepamos la verdad… que está ahí fuera (y no duden que será publicada).