Se suele decir que el dinero es la “sangre” de nuestro sistema económico, el cual tiene que fluir para que funcione, pero cualquier empresario o emprendedor sabe que las cosas no son tan sencillas, y que a veces cuesta que se produzca esa movimiento imprescindible.
Es por eso que resulta habitual acudir a entidades como DGF que están especializadas en ofrecer algunos servicios que permiten la disponibilidad inmediata de efectivo para hacer frente a situaciones imprevistas en las empresas, o sencillamente agilizar el día a día.
Una de las vías de financiación que más habituales se han hecho es el descuento de pagarés, hasta el punto de ser una herramienta habitual en todas las empresas, pero también entre los autónomos, que dependen del sistema de pago de sus clientes.
El descuento de pagarés es un método muy sencillo de usar, y consiste en que el pagaré que nos entrega el cliente y que puede ir diferido a dos o tres meses, una entidad nos lo haga efectivo inmediatamente a cambio de una comisión.
Es decir, que no tendremos que esperar para cobrar y obtener liquidez, pero además tiene otras ventajas sobre fórmulas como la línea de crédito, ya que solo descontamos aquellos pagarés que necesitamos, nada más.
También es importante que nos fijemos en un detalle muy importante, que no hacen todas las entidades, y que debe ser consultado, y es quién asume el riesgo de impago. En el mejor de los casos, lo hará la entidad, por lo que una vez descontado el pagaré, si el cliente paga o no, ya es problema de la entidad que nos adelantó el dinero. Es lo que se denomina descuento con recurso o sin recurso, y en un caso y otro la comisión de la entidad es diferente.
Hablamos de entidades en general porque esto se puede hacer con empresasc om la que hemos mencionado o con bancos, pero en le caso del descuento de pagarés hay que tener en cuenta que es mejor el primer caso, ya que en la contabilidad se reduce el saldo de los clientes y disminuyen los plazos de cobro, mientras que en el segundo, aumenta nuestra deuda bancaria.
Todo esto se puede realizar en condiciones normales, pero hemos de tener encuentra que hay dos tipos básicos de pagarés, los denominados “a la orden” y los “no a la orden”, y que mientras los primeros se pueden endosar sin mayor problema, los segundo oficialmente no se pueden, por lo que exigen un proceso más complejo, que incluye una cesión mediante reconocimiento notarial.