La coyuntura mundial marcada por la pandemia de COVID-19 y la escalada bélica en Ucrania han sacado a la luz la urgente necesidad de repensar nuestro sistema energético. En un momento en que la dependencia de fuentes no renovables y la amenaza del cambio climático se vuelven más evidentes, es crucial abogar por un cambio radical hacia la autosuficiencia y las energías limpias.
Nos encontramos ante dos desafíos capitales como sociedad. El primero implica la transición hacia un modelo en el que el 74% de nuestra generación eléctrica provenga de fuentes renovables y el 42% de nuestra matriz energética sea de origen renovable para el año 2030. El segundo desafío es aún más ambicioso: lograr la completa descarbonización de nuestra sociedad y economía para el 2050.
En este horizonte descarbonizado, el papel del hidrógeno verde emerge como fundamental. Este recurso no solo abastecerá un tercio del combustible utilizado en el transporte terrestre, sino que también representará el 60% del combustible empleado en el transporte marítimo. Además, jugará un rol esencial en el almacenamiento de energía proveniente de un sistema eléctrico totalmente basado en fuentes renovables.
El cumplimiento de estos ambiciosos objetivos para el año 2050 demanda acciones inmediatas, y los gobiernos deben demostrar un compromiso sólido y eficiente. En este sentido, es alentador observar cómo diversas iniciativas gubernamentales apuntan en la dirección correcta. La eliminación del impuesto al sol, la aprobación del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030, la promulgación de la primera Ley de Cambio Climático en nuestra historia, así como reformas en el mercado eléctrico que han reducido el precio de la electricidad, son indicativos del avance en la senda de las energías renovables.
No obstante, es imprescindible señalar que aún existen discrepancias entre las políticas a nivel andaluz. Por ejemplo, el Gobierno de Andalucía ha mostrado cierta reticencia ante propuestas relacionadas con la planificación de las necesidades de agua de la industria local frente a los desafíos venideros.
El camino hacia un futuro energético sostenible está trazado, pero requiere un compromiso firme y acciones concretas por parte de nuestros gobernantes. Es el momento de unir esfuerzos para hacer frente a estos desafíos y construir un mañana más verde y sostenible para todos.