Comencemos conociendo qué es el dióxido de cloro, y a partir de ahí vamos a relatar cuales son sus beneficios para nuestra salud, y dónde comprarlo de modo fácil.
El dióxido de cloro es un compuesto químico gaseoso, con un color verde-amarillento que cristaliza como cristales naranjas brillantes a −59 °C, y como otros óxidos de cloro, se utiliza en el tratamiento de potabilización del agua.
La dosis letal media por vía oral es de 94 mg por kg de peso por lo que se clasifica como una sustancia moderadamente tóxica y peligrosa, pero no hay que asustarse por ello, ya que también lo son muchos productos que usamos en nuestro día a día, como la lejía, o la sal del lavavajillas.
Podemos comprar clorito sódico para una gran cantidad de actuaciones relacionadas con la higienización y la limpieza en general, con la garantía de que su efectividad está demostrada.
Quizá el uso más común que se dé a este producto es la potabilización del agua, por lo que resulta imprescindible llevarlo encima si, por ejemplo, viajamos a lugares en los que tenemos serias dudas de que ésta no se encuentre en condiciones óptimas para el consumo humano.
Hablamos de países exóticos, pero también de zonas rurales en nuestro propio país, en las que el agua puede no tener una calidad mínima, o sencillamente sospechemos que no la tiene. Usar el clorito sódico de modo preventivo no es malo si las condiciones ambientales así lo aconsejan, porque con él podemos ingerir agua de manera segura, puesto que este producto puede eliminar los microorganismos que puedan afectar nuestra salud.
UTILIDADES
Su importancia es tal, que todos los grandes viajeros llevan en su equipaje sus pastillas para asegurar de que podrán beber agua sin problemas estén donde estén.
Pero luego hay otra utilidad que apuntábamos al inicio, y es el poder higienizador que tiene, hasta el punto de que resulta imprescindible para limpiar los lugares en que se desarrollan actividades industriales de carácter alimentario.
Nos referimos a que en lugares como mataderos, fabricación de chacinas, mercados centrales o de abastos, pescaderías, verdulerías, fruterías, pero también donde se procesan alimentos, como panaderías o cualquier otro sitio similar, echarle clorito sódico al agua con la que se limpia es garantía de que todos los microorganismos patógenos serán eliminados de una pasada. Basta, sencillamente, con que el agua utilizada cuente con este producto químico.
FORMATOS DISPONIBLES
Evidentemente algo así no es una medicina ni cura nada, y su finalidad es exclusivamente la que estamos señalando, y el modo de utilizarlo está especificado en el etiquetaje que lleva, por lo que también es importante elegir con atención el producto concreto que queremos en función del uso que le vayamos a dar.
Por menos de 40 euros es posible contar con un kit potabilizador, pero si necesitamos algo más manejable, para llevarlo encima, por menos de 18 euros podemos tener un botecito que lo suministra en gotas, y si la idea es tenerlo para limpiar grandes superficies, hay disponibles garrafas de cinco litros, o en polvo con peso de un kilo.