Según el experto, las fórmulas para diagnosticar obesidad o sobrepeso no están cumpliendo su función. Afirma que un correcto diagnóstico requiere de un análisis del contenido de masa grasa corporal y su distribución en el cuerpo
Una persona de contextura y peso promedio podría padecer obesidad, afirma Antonio Fernando Murillo Cancho, docente de Nutrición de la Universidad de Almería. Esta condición poco conocida sería la causa de muchas de las dolencias a las que no se le encuentra explicación.
El método más común para determinar si una persona padece obesidad o sobrepeso es el cálculo del Índice de Masa Corporal (IMC). Para obtener un resultado se divide el peso en kilogramos entre la estatura en metros cuadrados. Si el valor del IMC está entre 25-29.9, la persona tiene sobrepeso, y obesidad cuando el valor supera el 30.
Para el docente, se trata de una fórmula limitada que no aplica para deportistas, mujeres embarazadas o personas de baja estatura. Explica que actualmente un diagnóstico de obesidad se realiza en base al análisis del contenido de masa grasa corporal y su distribución en el cuerpo.
Además, para obtener un resultado más acertado, es posible evaluar el perímetro de la cintura y caderas, entre otras partes del cuerpo.
“Entre los métodos más usados para calcular la grasa corporal está la báscula de bioimpedancia que mide el tiempo de recorrido de energía entre un electrodo y otro. A mayor cantidad de grasa, más le tomará. Otro método es la medición de los pliegues cutáneos. En ambos casos, si el porcentaje de grasa supera el 25 % en los hombres y 33 % en las mujeres, hablamos de obesidad”, indica Juliana Rodríguez, coach deportiva y articulista en Fitforbeach.
Bajo esta nueva mirada, una persona de contextura delgada puede desarrollar enfermedades cardiovasculares relacionadas con la obesidad, sin que tenga el perfil físico que más se asocia a esta dolencia.
Con este resultado, refiere la especialista, al paciente solo le quedará la opción de incorporar rutinas de ejercicio por un mínimo de tres veces por semana además de someterse a un régimen alimenticio que ordene su nutricionista.
Y es que ahora la pérdida de peso o de grasa corporal no es solo un problema de estética. La pandemia demostró que la obesidad y el sobrepeso son factores de riesgo ante un pronóstico por Covid-19.
Pese al riesgo que implica, en países como México, los ciudadanos aumentaron de peso en un promedio de ocho kilos durante el confinamiento.
Debido a este y otros problemas, es necesario adoptar nuevas formas de diagnosticar la obesidad, más allá del IMC que se diseñó en los años 90, pero que sigue como una regla de oro en los sistemas de salud pública de América Latina para descartar a los pacientes que en realidad sí son obesos.
Como se ha visto, el diagnóstico no solo debe tomar en cuenta el peso y altura, cuando no se ha determinado con claridad si ese peso es músculo o un exceso de grasa corporal camuflado en el organismo.
Al igual que otras enfermedades, un diagnóstico oportuno puede ahorrarnos varias complicaciones y no afectar nuestra calidad de vida.