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DPI vs FRD
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DPI vs FRD

jueves 31 de octubre de 2024, 11:24h

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La actual clase política gobernante ha dividido el país, a su vez, en otras dos subclases, a saber: por un lado, ellos y quienes les apoyan a base de canonjías y prebendas se autotitulan demócratas progresistas de izquierdas (en adelante DPI) y, por otro lado, todos los demás que ejercen su libertad de expresión, a quienes tildan de fachas retrógrados de derechas (en adelante FRD). O lo que es lo mismo: los buenos y los malos.

Poco importa si te declaras liberal, si tienes una trayectoria social y política impecable, si has demostrado humanidad, respeto a las leyes y tu curriculum es intachable, poco importa, has cometido el leso pecado de tener una opinión propia por lo que te declaran FRD y pueden destrozarte la vida sin pestañear.

Para un DPI no es fácil convivir con un FRD. Este último suele ser, en ocasiones, un librepensador y eso complica las relaciones. Alguien definido por su afiliación a determinado partido político es fácil de controlar, pertenece al sistema, el FRD que cree en la libertad, la asume y la ejerce, es impredecible. Por eso el Sol, poderoso y libre, suele aparecer por el Cabo de Gata, aunque en otras ocasiones sale… por Antequera.

Un DPI tiene claro que el fin justifica los medios, el supuesto fin, por supuesto. Y a la lucha se marchan convencidos de poseer la razón, la verdad y la honradez como propiedad ingénita. Y si es necesario –siempre por el bien del pueblo, evidentemente– torcer y hasta retorcer las leyes, invadir las instituciones, atacar la separación de poderes, mentir, estafar, engañar o cuantas falacias sean precisas, se pone carita de cura con discurso de curita, y se duerme por la noche a pierna suelta.

Si un FRD delinque corrompiéndose, podrá encontrarse metido en un problema de difícil solución, si lo hace un DPI –que no haya caído en desgracia– se cambian las leyes exigiendo pedir perdón a quienes lo denunciaron. Y aquí no pisa la cárcel ni el Tato, y si alguien la pisa, a los tres días le damos un indulto, una amnistía o cualquier otra medida de gracia. Que para eso tenemos Poder.

Si aparece en un medio de comunicación una noticia revelando corrupción miraremos primero si el acusado es FRD o DPI, en el primer caso, el medio es serio, dice la verdad y la máquina –de lo que sea, menos de fabricar fango porque eso la izquierda nunca lo hace– se pone en marcha rasgándose las vestiduras y exigiendo dimisiones y responsabilidades a diestro y siniestro. Bueno, en realidad, más a diestro que a siniestro. En cambio, si el acusado es un DPI, estamos ante una fake news, el medio que la divulga se debe a intereses espurios y se hace necesario promulgar leyes para protegernos de esos pseudo medios de comunicación.

Si un DPI maltrata a las mujeres se debe al patriarcado y al neoliberalismo, si lo hace un FRD, se puede ir preparando. Los primeros tienen carta blanca, los segundos lo tienen algo más complicado.

Parece axiomático, si la fe puede mover montañas, el odio las destruye

Analizando estas conductas con la mayor ecuanimidad posible, se llega a la conclusión de que estos enfrentamientos, estas divisiones entre buenos y malos, no traen nada bueno. No sé si me explico

Como si con la cultura woke, la postpandemia, el machismo, el hembrismo y la Agenda 2030 no tuviéramos bastante.

Quien me iba a decir, republicano convencido y andaluz de conciencia, que un día estaría totalmente de acuerdo con el rey de España. Tras afirmar que la deshumanización es un riesgo latente, después de una defensa acendrada de la persona y de las libertades inherentes, alerta sobre la negación del otro porque piensa, reza o vota distinto. Terrible escuchar esta admonición cuando se van a cumplir cincuenta años de una aparente democracia.

Puede ser que, verdaderamente, este sea el pensamiento real y estemos ante un gobernante honesto y humano. De todas formas, es necesario reconocer que el dinero gastado en asesores le produce buenos réditos. Deberían ir aprendiendo por otros lares cuando se rodean de gente que después les meten en líos errejónicos o koldonianos.

Esto lleva mal camino y tendrá peor final. Ha llegado el momento inaplazable de consultar al pueblo. Y a quien Dios –electores– se la dé, San Pedro –Congreso de los Diputados– se la bendiga. Mira que tengo muy poca confianza en el relevo, pero parece necesario. Cualquier cosa, lo que sea, pero así no podemos continuar.


Tomás Gutier

Patrono de la Fundación Blas Infante, miembro del Centro de Estudios Históricos de Andalucía y del Instituto de Identidad Andaluza

Tomás Gutier (Tomás Gutiérrez Forero) nace en Chiclana en el ecuador del siglo XX, de padre cántabro y madre andaluza. Durante sus estudios conoce la situación de Andalucía. A partir de ahí estudia, investiga y difunde todo lo relacionado con su tierra y sus gentes. Colaborador en distintas publicaciones y promotor de medios alternativos de comunicación. Imparte charlas y conferencias sobre temas andaluces. Cooperante activo en cuantas iniciativas se crean para el estudio de la identidad, lengua y cultura andaluza, participa en congresos, conferencias y simposios sobre Andalucía. Es patrono de la Fundación Blas Infante, miembro del Centro de Estudios Históricos de Andalucía y del Instituto de Identidad Andaluza. Ha escrito ensayos, novelas y obras de teatro, entre las que se encuentran: “Historia de un romántico”, “Los desheredados de la vida”, “Las hormigas nunca gritan” y “La herencia”. Algunos de sus libros más divulgados: “Sin ánimo de ofender” y “Las memorias del abuelo Chano”, editados con la Fundación Vipren, “Con permiso… ¡Viva Andalucía Libre!”, “En defensa de la lengua andaluza” y “La lengua andaluza. Apuntes para su gramática y diccionario”, publicados por la Editorial Almuzara, “Dos semanas en Normandía”, publicado por United PC, “Ser Andaluz”, para la asociación cultural Almenara, “Cara y Cruz del andalucismo”, en colaboración con el historiador Manuel Ruiz Romero y publicado por Ediciones Alcor, “Economía del Bien Común y sociedad andaluza”, junto con el escritor José Álvarez y “Aún es posible la esperanza”, editado por Averroes Libros. Habiendo coordinado el libro “1919, un año clave para Andalucía”, publicado por el Centro de Estudios Históricos de Andalucía al cumplirse cien años de la efeméride.