El año pasado generó 14 millones de euros en Cuevas del Almanzora pero no gusta a todo el mundo
Las primeras entradas para Dream Beach 2024 salen a la venta mañana, marcando el comienzo de la cuenta regresiva para el festival de música electrónica más grande de España. Sin embargo, este año, la emoción viene acompañada de polémica, ya que el evento se muda de Villaricos a la capital almeriense, generando debates sobre su controvertida ubicación.
Los terrenos designados para el festival, adquiridos por la Unión Deportiva Almería a la Junta de Andalucía, se encuentran en el Toyo 2, originalmente destinados para la construcción de la ciudad deportiva del equipo local. Ahora, durante los cuatro días del 1 al 4 de agosto, estos terrenos albergarán Dream Beach 2024, transformándose en el epicentro de la vibrante escena musical electrónica.
El festival, que atrajo a 160,000 asistentes el año pasado y generó un impacto económico de 14 millones de euros en Cuevas del Almanzora que ahora se ha quedado sin él, ha sido recibido con entusiasmo por el ayuntamiento y los empresarios hosteleros. La medida augura una ocupación total de plazas hoteleras en la capital y áreas cercanas, como Aguadulce, Roquetas e incluso el paradisíaco Parque Natural de Cabo de Gata.
A pesar de la alegría generalizada, algunos residentes expresan inquietudes sobre posibles molestias y aglomeraciones. Un vecino comenta: "Dicen que habrá mucho ruido y demasiada gente por la zona. No me parece bien para nada. Creo que hay otros lugares con menos población y menos urbanizaciones".
Las autoridades locales se comprometen a abordar las preocupaciones de los residentes y asegurar la seguridad durante el evento. La alcaldesa de Almería, María del Mar Vázquez, destacó el impacto económico positivo que esto traerá a la región, sin revelar más detalles: "Esto va a suponer para Almería un revulsivo económico total, como lo ha supuesto en la otra zona donde también ha estado".
El traslado de Dream Beach a la capital almeriense promete una experiencia musical única, al tiempo que se plantean desafíos en términos de logística y planificación para asegurar una convivencia armoniosa entre el festival y la comunidad local.