En la serie de televisión Scandal, protagonizada por la guapa afroamericana Kerry Washington, una vez que fueron explotadas con éxito las dos o tres primeras temporadas de la vida y milagros de la conseguidora Olivia Pope, aparecieron la madre de ésta, que resultó ser una terrorista internacional, y su padre, que no podía ser otro que el “mando” de una nueva agencia ultrasecreta del Gobierno de los Estados Unidos, llamada B6-13.
Aunque estas nuevas tramas hicieron tambalear a la serie, sus seguidores se mantuvieron fieles, pero a cada capítulo, más que un giro de guion, lo que parecía girar era una ruleta rusa con la que disparar a la inteligencia de los televidentes: la ultrasecreta agencia que manejaba los hilos de los gobiernos mundiales, no eran más que un par de tipos o tres, que un día se arrancaban literalmente la piel a tiras con un cutter, y a otro se apadrinaban una boda o un bautizo, tan pronto la protagonista era una mujer noble que jamás se saltaría la Ley, como una asesina despiadada… en fin, que aquel sinsentido, cuyo único objetivo era estirar el chicle del éxito, acabó dejando como único hito en la historia de la televisión, el término B6-13.
Hacer un B6-13 en una serie de televisión es precisamente eso, alargarla metiendo tramas increíbles e inconexas, pero sobre todo, tan decepcionantes en su desarrollo que se la cargan, aunque eso sí, logran mantener la fidelidad de muchos seguidores, unos por adicción, otros porque esperan que al final haya algo que compense la basura en que se ha convertido su programa favorito, y otros porque prefieren aguantar esa… que en algún momento terminará, a iniciar el visionado de una nueva con siete u ocho temporadas con idéntico resultado, el de más vale malo conocido.
El B6-13 del gobierno de Pedro Sánchez son las tramas que hay alrededor de su mandato y que le están permitiendo seguir en él, y aunque los seguidores de la serie son cada vez menos, siempre encuentra un giro de guion que le permite aguantar unos capítulos más, y así, capítulo a capítulo, otra temporada.
Su B6-13 echó del Gobierno al vicepresidente Pablo Iglesias, y su B6-13 son las tensiones entre las vicepresidentas Yolanda Díaz y Nadia Calviño, y dentro de esta trama tenemos la menos interesante subtrama de la creación del “frente amplio” con el que la gallega se quiere presentar a las elecciones generales juntando a todo lo que hay a la izquierda del PSOE.
Las pugnas por el salario mínimo, por la reforma laboral, la de la “ley mordaza”, la del ingreso mínimo vital… todo eso asuntos que mantienen el interés por temporadas, luego decae, luego otra vez, y así, hasta volver a las ideas fuerza del franquismo y el feminismo, que parece que nunca fallan en la audiencia.
Pero a todo eso hay que sumarle la alegría con la que la una parte de la derecha, y la derecha a la derecha de la derecha, por definición, la extrema derecha, se suman a la historia aportando su granito de arena para desestabilizar a la única opción política que tiene posibilidades reales de acabar con la serie, que no es otra que el Partido Popular.
Agitan a la madrileña Isabel Ayuso como lideresa, cuando su incapacidad ha quedado demostrada aprobado solo dos leyes en su pasada legislatura, la misma, en la que sin tanto ruido mediático Juanma Moreno ha aprobado 82, incluidos presupuestos, y con idénticas condiciones parlamentarias.
Como en cualquier B6-13, los aliados y los enemigos son de lo más estrambótico en su comportamiento, y quienes presumen de ser los más anti-socialcomunismo son quienes más se afanan en debilitar a la única alternativa, con el único fin de que necesiten a Vox para gobernar, sin querer percatarse de que las urnas son un misterio, y que así pueden darle vida a otra temporada más de esta serie, por mala que sea.
Esto sí que es un escándalo.