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El beso y los besos
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(Foto: malasombra)

El beso y los besos

Por Aixa Almagro
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miércoles 23 de agosto de 2023, 08:56h

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El pasado domingo, el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, protagonizó una escena que ha generado mucha polémica y rechazo. Tras la victoria de la selección femenina ante Suiza, Rubiales se acercó a la delantera Jennifer Hermoso y le dio un beso en la boca sin su consentimiento. Un gesto que no solo fue una falta de respeto hacia la jugadora, sino también una muestra de machismo y abuso de poder.

No se trata de un beso cualquiera, sino de uno que implica una relación de jerarquía y dependencia. Es como si un jefe, en plena celebración por los buenos resultados de la empresa, le diera un beso en la boca a su secretaria, una mujer cuyo puesto de trabajo depende de él. Obviamente, no es lo mismo que si en parecidas circunstancias se lo diera un compañero de trabajo, con el que existe una relación de igualdad y confianza.

Estamos hablando de un gesto desde la superioridad, algo que además prohíbe la Ley del Deporte. Según el artículo 74.2 de dicha norma, “el acoso sexual o por razón de sexo se considera una infracción muy grave” y “tendrá consecuencias inmediatas”. Por tanto, Rubiales debería ser sancionado por su comportamiento inapropiado y pedir disculpas públicas a Hermoso y al resto del equipo.

Pero además, se trata de un tipo cuyos gestos de machismo han sido evidentes incluso en el palco junto a la Reina Letizia. Durante el partido inaugural del Mundial femenino de 2019, Rubiales ignoró a la monarca y se dedicó a hablar por el móvil mientras ella saludaba a las jugadoras. Un desplante que demostró su falta de interés y consideración hacia el fútbol femenino y hacia la institución que representa.

Lo vergonzoso es que haya quienes, incluso criticando el beso de Rubiales, tengan que sacar a relucir otros besos igualmente indeseados, o no pedidos, o no provocados, como si el “y tú más” fuera siempre el argumento que al final sirve para justificar lo injustificable. No se trata de hacer comparaciones ni de buscar excusas, sino de reconocer un problema que afecta a muchas mujeres en el ámbito deportivo y en la sociedad en general: el acoso sexual.

El beso de Rubiales no fue un gesto cariñoso ni espontáneo, sino una invasión del espacio personal y una imposición de su autoridad. Un beso que no tiene nada que ver con los besos que expresan afecto, admiración o gratitud. Un beso que no debería repetirse nunca más.

Aixa Almagro

Noticias de Almería

Me gusta escribir de las cosas del día a día, de lo que pasa, y de lo que me pasa. Estudié Grado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, y Grado en Economía por la Universidad de Tampa - Facultad de Negocios Sykes.