Febrero y Carnaval son dos términos estrechamente ligados. La copla, el disfraz y el ingenio se funden en murgas, comparsas y parodias para hacer de esta fiesta un arte que mueve a multitud de personas. Y Almería no podía ser una excepción en esa concepción del Carnaval que genera admiración, curiosidad y muchas risas. Porque más allá de los gustos, lo que nadie discute es que febrero es el resultado de meses de trabajo, que culminan sobre las tablas del Auditorio Maestro Padilla y las calles de la ciudad.
Los que hemos vivido el concurso estos dos últimos fines de semana hemos disfrutado viendo que cada año vamos creciendo. Una fiesta que vivimos en la capital, pero que atrae a carnavaleros de otros puntos de Andalucía y de España. Porque el Carnaval es esa celebración que reivindica y une, que se ensaya hasta la madrugada y se transmite de generación en generación.
Por eso, el Ayuntamiento ha preparado un amplio programa de actividades para vivir también el Carnaval en la calle, como nos gusta, porque el mejor arte es el que se disfruta y se comparte con la gente. Tras el concurso del Maestro Padilla y la Fiesta de la Sobrasada de ayer en la Rambla, que han sido éxitos rotundos de participación, llega la recta final.
Desde el 25 al 28 de febrero, el Mirador de la Rambla acogerá un Mercado Carnavalesco de Fantasía con diversos puestos temáticos para los amantes de la fiesta. También el 25, en el mismo espacio, habrá una fiesta infantil para que los más pequeños puedan disfrutar del Carnaval, además del tradicional desfile de las agrupaciones en el corazón de la ciudad, en el Paseo, donde en esta jornada viviremos también la novedosa Noche en Color para impulsar los comercios y ofrecer una alternativa más de ocio.
El domingo 26, la fiesta se traslada al Paseo Marítimo y, como no podía ser de otra manera, el Entierro de la Sardina despedirá el Carnaval en el Parque de las Almadrabillas el martes 28, coincidiendo con el Día de Andalucía. Vive la fiesta donde todo se disfraza y contempla con una sonrisa la chispa de las agrupaciones, sus lacerantes puyitas y la originalidad de sus disfraces.