El discurso del vicepresidente de los EEUU Vance a Europa, no ha dejado a nadie indiferente. Dijo a las élites europeas cuatro verdades. Una de ellas es que la crisis en Europa la ha producido ella misma, olvidando los valores cristianos y democráticos con los que se fundó la CEE. Otra es la preocupante deriva totalitaria que quiere “cancelar” al que no se pliega al sistema, deteniendo al que reza ante un abortorio, o incluso en su propia casa. Anulando las elecciones de Rumanía porque el partido que han elegido los rumanos no es “tan europeo”. Y ahora amenazando además con anular también las alemanas si vence un partido de derechas, la AfD. ¡Veremos a ver qué sucede en Alemania este domingo 23 de febrero!
Vance afea esta nula confianza de los mandatarios de la UE en el sentido común y la sabiduría del pueblo y rechaza la política de cortafuegos que se utiliza a conveniencia y siempre contra partidos conservadores. ¡No tengan miedo! -dijo- recordando a San Juan Pablo ll y refiriéndose a defender la Democracia manteniendo su esencia.
También dijo Vance que: “No podemos reconstruir la civilización occidental. No podemos reconstruir los Estados Unidos de América o Europa permitiendo que millones y millones de inmigrantes ilegales sin antecedentes ingresen a nuestro país. Esto tiene que parar. Gracias a Dios que se detuvo aquí, pero tiene que parar allí”.
Finalmente, Vance denunció que los ciudadanos europeos sufren por la falta de Verdad, descalificada como desinformación, bulos, fake news y por la falta de Libertad. Y es que hay una Europa que muere, otra que bosteza y otra que reacciona ante las circunstancias actuales geopolíticas y geoestratégicas.
En fin, tras el discurso de Vance sobre la relación UE y USA, la oligarquía de Europa se ha quedado enmudecida: “La amistad se basa en valores compartidos. No los tienes si encarcelas gente por decir que hay que cerrar fronteras. Si se cancelan elecciones, como en Rumanía. O si tienes tanto miedo de tu pueblo que lo silencias”.
El mundo está convulsionado y, especialmente, la economía planetaria, cuyas causas las sabemos porque se han estado escribiendo de forma beligerante durante décadas y se estaban percibiendo, en general, del desmoronamiento de Europa y, en particular, de España al que se nos está llevando a un progresivo e imparable desplome social.
Pero de los efectos globales todavía no tenemos constancia cuáles serán, aunque no serán nada halagüeños si no nos reencontrarnos con la tradición y su significado espiritual, de modo que nos sirva de raíz, asidero, consejo y brújula, en los próximos años decisivos, para poner freno a esta encrucijada de deriva posmoderna, de deconstrucción y globalismo. Paz y Bien.