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El diputado y su asesor
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(Foto: malasombra)

El diputado y su asesor

Por Juan Torrijos Arribas
martes 08 de octubre de 2024, 06:45h

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Lo acaban de proponer los políticos que tienen mayoría en el congreso de Madrid: “Quieren que cada diputado disponga de una secretaria o secretario particular, al que llamarán asesora o asesor, en un intento de engañar al pobre ciudadano que va a pagar sus sueldos”. ¿Los tendrán también los señores senadores? ¿Usted qué piensa? ¿Cuánto tiempo tardarán en hacer lo mismo en los diecisiete parlamentos regionales? Y en las diputaciones ¿jugarán a lo mismo? ¿Se van a quedar quietos los ayuntamientos? Trabajan poco, pero aún es demasiado para ellos y necesitan más apoyos, nos dicen compungidos los llorosos diputados. La presencia de estas miles de secretarias en la nueva organización política llevará aparejado algún nuevo impuesto a crear por Marichús, o la subida de algunos de los que ya padecemos, eso pueden tenerlo por seguro. El dinero lo tendrán que sacar de algún lado, y el único camino que conocen es el de nuestros bolsillos.

Y quieren estos vampiros, chupadineros públicos, que los queramos, que los sintamos cercanos y defensores de los ciudadanos.

Si los diputados y senadores del reino van a tener asesores particulares, elegidos por ellos mismos, no veo a los de las comunidades sin subirse al carro. Dirán, y tienen razón, que, si los diputados en Madrid tienen mucho trabajo, a ellos les ocurre lo mismo, por lo que necesitan un asesor, si fueran sinceros por una vez, dirían abiertamente que lo que buscan es una secretaria o secretario (no se sabe si con derecho a roce, eso lo iremos descubriendo con el transcurso del tiempo, pero ya se sabe que el que paga manda), que les haga su trabajo. Están tan cansados los pobres míos. Sufren tanto esos culitos pintureros sentados en los duros escaños, que cuando acaban las sesiones necesitan descansar y que otros, una guapa secretaria, a veces con minifalda, trabajen con ellos en los despachos y les haga el paisaje más agradable.

Nos piden que reconozcamos que lo que buscan estos buenos políticos es crear puestos de trabajo en una España que está a la cola en lo que a empleo juvenil se refiere, por lo que, la labor de buscarle trabajo a una amiga, o, a un amigo, se lo tendríamos que agradecer, aunque encima se lo tengamos que pagar de los impuestos que nos sacan del bolsillo a lo bestia, sin miramiento, por obligación. Saben lo que me gusta de estos cara duras, que lo platean con total tranquilidad, como si el dinero cayera del cielo y nosotros no tuviéramos, los paganos de las nuevas secretarias (no se sabe si con derecho a roce), nada que decir sobre la cuestión. Al final va a tener razón aquel que dice que hay que empezar a plantearse lo de volverle la espalda a hacienda. Pero mucho ojo, que, si te pilla Marichús, no tendrás un informe a favor, aunque sea sin firmar por parte de algún funcionario, en el que digan que lo tuyo no es fraude. Ten cuidado, no vayas a pagar el pato del operetas.