John Forbes Nash fue un matemático estadounidense, especialista en teoría de juegos, geometría diferencial y ecuaciones en derivadas parciales. Premio Nobel de Economía en 1994 por sus aportes a la teoría de juegos y los procesos de negociación. La película a Beautiful Mind de 2001, ganadora del Óscar, está basada en su vida a partir de la novela homónima de Sylvia Nasar. En 1949 escribió el Equilibrio de Nash, ya trabajando en la Universidad de Princeton.
Este equilibrio se alcanza cuando ningún competidor tiene un incentivo claro para cambiar su estrategia, conociendo lo que hacen los demás competidores. Aunque esta estrategia podría no representar la mejor opción desde una perspectiva individual, se considera óptima desde una perspectiva colectiva, lo que hace que sea un concepto fundamental en la toma de decisiones estratégicas.
El famoso "dilema del prisionero", ilustra de manera clara este concepto. Dos prisioneros se enfrentan a la decisión de confesar o mantenerse en silencio. Si ambos eligen no confesar, recibirán una pena menor en conjunto. Sin embargo, desde la perspectiva individual, confesar puede parecer la mejor opción para evitar una condena más larga. El equilibrio de Nash se manifiesta cuando ambos prisioneros confiesan, a pesar de que un resultado conjunto mejor podría lograr si ambos eligen permanecer en silencio. Esto demuestra cómo las decisiones individuales pueden estar fuertemente influenciadas por las acciones previstas de los demás, lo que lleva a un equilibrio que puede no ser el ideal desde una perspectiva global.
Si echamos la vista atrás, durante mucho tiempo imperó la metáfora de la “mano invisible” de Adam Smith, según la cual cada uno de los participantes no puede influir en las decisiones que toman los demás. Cada uno de los actores se debe esforzar por corregir lo antes posible su problema y despreocuparse de los demás, esperando que, más adelante, una fuerza invisible devuelva la situación a la normalidad. Nash meditó sobre esta teoría y llegó a la conclusión que era imperfecta y que no hacía más que perpetuar el problema, subrayando que una asignación de incentivos inadecuada genera que se tomen decisiones individuales, las cuales, a la postre, acaban perjudicando al conjunto. Así que terminó definiendo su teoría del equilibrio.
En un contexto político este equilibrio se manifiesta habitualmente, como base de las negociaciones a distintos niveles. Pensemos en el gobierno de España actual, no cabe duda que esta basado en un delicado, quizás débil y desde luego muy contestado, equilibrio de Nash, y que inevitablemente le llevará a extender la legislatura hasta el final, dado que parece inviable que el Presidente encuentre una posición favorable que le permita romper el equilibrio de Nash, y tampoco parece probable que pueda producirse una posición más favorable para el resto de los partidos que apoyan la coalición de gobierno, ni siquiera con la distorsión que puede producirse tras las elecciones del País Vasco y Cataluña.
En las elecciones del País Vasco, la situación tan equilibrada entre PNV y EHBildu, determina que la posición del PSOE sea esencial para la formación de gobierno, tendrá que apoyar a uno de los dos. Ambos partidos apoyan al PSOE en el gobierno de España, así que podemos pensar que si el PSOE apoya a uno de los dos, parece que puede ser al PNV que es la situación actual por cierto, el otro partido podría retirarle el apoyo en el gobierno de España. Pero si analizamos esta situación desde el punto de vista del equilibrio de Nash es improbable que se produzca, pues la estrategia de EHBildu no tiene mejor opción que el apoyo al gobierno de la nación, no tiene otra opción mejor.
Todos los partidos que apoyan al gobierno de España han comprendido que conociendo la estrategia del resto, renunciando a ciertas cuestiones y consiguiendo otras, era para ellos la mejor opción de las posibles. Es un ejemplo claro de equilibrio de Nash, dependiendo de quién lo observe y que parámetros evaluemos, puede ser o no ser el ideal, pero sin duda era el posible desde la perspectiva de estos partidos.
Evidentemente había otras opciones, pero solo había otra que podía haber encontrado el equilibrio requerido y esta era la coalición de gobierno entre PSOE y PP. No se planteó en ningún caso, algo que no parece muy lógico, pues quizás las renuncias de ambos partidos para lograr el equilibrio, hubieran sido menores de las que finalmente ha tenido que realizar el partido mayoritario del gobierno. Aunque en el beneficio obtenido es donde se deben haber planteado dudas razonables los dos partidos, si es que a nivel interno estudiaron esta posibilidad, algo sobre lo que tengo serias dudas, conociendo las estrategias mostradas por ambos, con la polarización como elemento esencial de las mismas.