El Escorial y Versalles en la Plaza Vieja
viernes 09 de julio de 2021, 12:11h
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Que los almerienses vayamos a estar dos décadas —eso siempre que no se produzcan más retrasos, cosa nada descartable visto lo visto— con nuestra Casa Consistorial en estado de ruina y las dependencias municipales desperdigadas por toda la ciudad, es el enésimo desprecio a Almería del binomio PSOE-PP. Bien es cierto que, en esta mala película de terror y drama, la mayor parte de la culpa de ese desaire carga sobre los hombros del PSOE, partido que gobernaba tanto en la Junta de Andalucía como en el Ayuntamiento de Almería cuando se firmó el primer convenio para la obra de rehabilitación de la Plaza Vieja a finales del siglo pasado (1999) con la intención de que fuera una realidad antes de la celebración de los Juegos Mediterráneos de 2005. Incontables retrasos, inconvenientes, convenios, adendas a los convenios, decisiones erróneas, causas sobrevenidas y partidas presupuestarias no ejecutadas nos contemplan desde entonces. Y ahora, según parece, nos dicen que los almerienses recuperaremos en 2023 nuestra Casa Consistorial, uno de los edificios más singulares de nuestro decaído casco histórico. Bien está lo que bien acaba, pero seamos realistas: a este ritmo, vamos camino de superar los tiempos de construcción y consolidación del majestuoso Palacio de Versalles o del imponente monasterio de San Lorenzo del Escorial
Pero nunca Versalles ni el Escorial padecieron el maltrato institucional de los que residieron en ellos, mientras que aquí, en nuestra Plaza Vieja, el equipo de Gobierno municipal del PP también tiene su parte de responsabilidad en los bochornosos retrasos. No en vano, desde Ciudadanos lo hemos venido advirtiendo estos últimos años. Tirando de hemeroteca, en mayo de 2017 exigimos al alcalde que tuviera listo el proyecto y la licitación de la obra de la enésima fase de la subfase —si se me permite el guiño a Groucho Marx— de la Casa Consistorial para que no sufriera más demoras. ¡Oh, sorpresa! En los primeros cuatro meses de 2018, el equipo de Gobierno hacía públicos nuevos atrasos y prórrogas en las obras. Ya entonces, lo dije claramente: nos vimos abocados a un nuevo parón porque las siguientes subfases no estaban ni licitadas ni adjudicadas. Un mes después, el equipo de Gobierno anunciaba sanciones para la empresa adjudicataria. Quizá, si también se pudiera sancionar a los políticos por sus malas gestiones para que los cargos públicos nos viéramos obligados a pagar de nuestro bolsillo todo aquello que luego repercute negativamente en la ciudadanía (escandalosos retrasos, monumentales engaños, millonarias condenas judiciales, etc.), otro gallo cantaría con las obras malditas de nuestra bendita ciudad de Almería, llámense soterramiento, paseo marítimo, Cable Inglés, PERI, o nuestra hermosa Casa Consistorial de la Plaza Vieja, donde acumulamos demasiados despropósitos de los unos y de los otros.
Concejal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Almería
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