El final del deporte femenino
Por
Jose Fernández
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lunes 26 de julio de 2021, 17:20h
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Lo digo como una modesta sugerencia y sin ánimo prescriptivo: creo que los interesados en aventar este torbellino de giros, cambios y modismos legales de origen genérico-sexual entre todos, todas y todes, deberían considerar que el sentido común podría servir como límite y freno de sus -en muchos aspectos- desbocados propósitos, porque por mucha consideración y respaldo gubernamental que puedan tener ahora, no hay medida o iniciativa legal que perdure o se asiente con la carga del cachondeo generalizado que su aplicación acaba provocando.
Y es que hay hechos que, por muy buena voluntad o ánimo comprensivo que se quiera tener, chocan frontalmente con el sentido común al que me refería antes. Por ejemplo, resulta bastante descacharrante ver que en las olimpiadas de Tokio la levantadora de pesos con más opciones al oro sea una mujer neozelandesa nacida hombre. Cosas que pasan. Sin entrar en las consideraciones psicológicas o afectivas de esta persona, lo cierto es que su constitución física de armario ropero y unas extremidades propias de un medio melé de rugby, sitúan a él, ella o elle por delante del resto de competidoras nacidas mujeres, que por mucho que entrenen, practiquen o se esfuercen, carecen de los recursos físicos naturales de esta nueva señora.
No discuto que la levantadora que antes fue levantador no tenga derecho a ser reconocida, considerada y protegida por las leyes como mujer, aunque sí que pueda ser considerada deportista femenina, porque creo que es un caso flagrante de desigualdad e injusticia. Y es que todas estas situaciones nos conducen inevitablemente a un escenario que, por mucho que insistan, no puede resolverse a base de consignas, de discursos, de tuiters o de pancartas. Tampoco con el lanzamiento preceptivo de toda la batería de tópicos ofensivo-defensivos sobre el heteropatriarcado, el machismo y la falocracia.
Y ese escenario, para el que yo no tengo respuesta, se resumen en una pregunta de demoledora sencillez: ¿para qué tanta lucha por la igualdad de la mujer si luego llega un señor que dice sentirse señora y -como es naturalmente más fuerte por el hecho de haber nacido hombre- pasa por encima de todas las mujeres que han trabajado y se han esforzado por conseguir un objetivo deportivo? ¿Conocen ustedes algún caso inverso?
No sé si se han dado cuenta, pero todos estos cambios y propuestas que tan bien quedan en las portadas de la prensa más pluscuamperfecta, y que con tanto ahínco repica tanto botarate, no son más que el preludio del final del deporte femenino. Ahí lo dejo botando.
Periodista.Asesor de Prensa en el Ayuntamiento de Almería.
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