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El hastío del estío
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(Foto: malasombra)

El hastío del estío

Por Antonio Felipe Rubio
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afelipeafelipecom/7/7/15
miércoles 06 de septiembre de 2023, 08:51h

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Tras conocer las diferentes opiniones sobre el balance de la Feria de Almería, hay que detenerse en varios escenarios. Para la oposición, hagas lo que hagas, el resultado es un desastre. No se proponen alternativas o soluciones que ayuden. Todo lo contrario: cuanto peor, mejor para los aviesos intereses de la izquierda extrema y la extrema izquierda.

Por otro lado, tenemos al gobierno municipal reconociendo que la cosa ha estado floja (sólo cinco casetas)… y que ha hecho mucho calor. Como solución, aportan la desaparición de las tasas de ocupación de espacio para la instalación de las casetas, pero esto es un espejismo. Sobre el asunto del calor, no llegaron ni a los prometidos toldos, y supongo habrán buscado solución a la zahorí climática del Gobierno de España, la ministra Teresa Ribera, que ha descubierto que al sol de agosto en Madrid hace más calor que bajo un árbol frondoso. Y ya no sé si nos toman por tontos o tenemos un gobierno que disputa tesis doctorales con Epi y Blas. En fin.

La solución de aflojar en las tasas aportada por el PP municipal no es eficaz ni anima a impulsar la ilusión perdida en la noche de los tiempos de aquellas irrecuperables Noches de Feria.

Una vez perdida la identidad de la Feria de Almería, el declive es inminente. Los continuados cambios de emplazamiento, diseño y estructura, sumados a otras imbecilidades como el intento de suprimir a la Virgen del Mar por “Feria del Mediterráneo” o el invento de la “Feria del Mediodía”, un pastiche cutre importado de otras ferias de mayor solera, prestigio y comodidad, que aportó a Almería la nueva disyuntiva ¿y tú de quién eres, de la noche o mediodía?

No se trata de rememorar historias pasadas que duermen en la melancolía de aquella Almería añorada. Vamos a ver, Almería era una ciudad con gravísimas deficiencias, pero nosotros éramos jóvenes, ágiles, guapos, sanos y eso es lo que realmente añoramos.

La Feria de Almería no ha cumplido sus objetivos. El nuevo recinto iba a ser una solución moderna y estable, sin cables y tuberías cruzando el paso y pisando por charcos de distinta naturaleza, pero de aromas muy reconocibles. Las casetas iban a ser más sólidas, más decoradas y con uso continuado durante todo el año para el disfrute de asociaciones, cofradías, instituciones o empresas privadas. Nada de esto ha sucedido. Y suprimir tasas o subvencionar la instalación no será la solución; y esta película ya la hemos visto.

Corría el año 1981 cuando un gran visionario, Ramón Gómez Vivancos, hizo despertar en Almería el orgullo de un potencial que, en pocos años, llegó a ser realidad. Ramón, además de fundar el Automóvil Club y situar a Almería en lo más alto del automovilismo nacional, fue el presidente de la Cámara de Comercio que unió la energía y la tecnología aplicada a la agricultura intensiva en una incipiente feria mixta, que después fue la exitosa Expoagro Almería. Tras Ramón, llega a la Cámara el inolvidable José Vallejo Osorno que, junto a su inseparable “You” Cosano, consolidan la Expoagro y logran los mejores registros de este importante evento con resonancia internacional. Eran los tiempos en los que tener un stand en la feria agrícola era muy difícil por el nivel de demanda.

La Expoagro tenía muy claros sus objetivos: reconocimiento como primera fuente de riqueza, promoción y defensa de las empresas de suministros, industrias auxiliares, apoyo al agricultor y reivindicación de agua e infraestructuras para el campo. Pero, una vez comprobada la gran influencia sobre el sector, la política trata de colonizar y pervertir los legítimos intereses fundacionales. La feria cae en picado. La sordina impuesta por el PSOE ante las justas reivindicaciones de sindicatos y organizaciones agrarias logra espantar a las empresas y agricultores, antes fieles y ahora defraudados. Así, a la Expoagro la Junta del PSOE le practica la respiración asistida. Ya sólo se ven cuatro empresas de compromiso y todos los ayuntamientos socialistas, la diputación socialista y una gran cantidad de entidades financieras. La Cámara, sometida al poder político, sucumbe ante intereses sectarios y convierte la Expoagro Almería en una caricatura de lo que fue. Trataron de recuperar el interés perdido con precios más bajos y hasta la gratuidad. Incluso, llegaron a invitar con “insistencia” a los que se debían a la causa -a esto se le llamaría de otra forma en Calabria o Sicilia-.

En fin. Ya sea por no saber mantener la identidad, colonizar y pervertir aquello que ha de ser admitido como tradición secular, lo cierto es que si los que han de promover, mantener, cohesionar e ilusionar se embarran en la permanente confrontación y la ausencia de criterios proactivos, el resultado es el que tenemos. Y así pasa con todo; incluido el apoyo de los votantes hastiados.

Antonio Felipe Rubio

Periodista
Dirige La Tertulia en Interalmería TV