El Foro Económico Mundial o Foro de Davos, es una organización no gubernamental internacional, que tiene una cita anual en Davos (Suiza), se reúnen los principales líderes empresariales y políticos internacionales, a efectos de analizar los problemas que afronta el mundo, desde 1971. Y busca la colaboración público-privada, para la resolución de estos asuntos. El Foro también funciona como grupo de pensamiento y publica una amplia variedad de informes de asuntos de importancia en los campos de la competitividad, riesgos globales y planificación de situaciones.
Antes de inicio de este foro, Davos era conocido por la novela de Thomas Mann, La Montaña Mágica, que comenzó a escribir en 1912, a raíz de una visita a su esposa en el Sanatorio Wald, de Davos. La novela refleja una sociedad europea decadente, situado poco antes de la primera guerra mundial. Está localidad situada en los Alpes suizos, era conocida a principios de siglo XX por sus sanatorios, estos mismos sanatorios desde el inicio del Foro Económico Mundial, se han convertido en hoteles de máxima categoría.
Pero este foro no está exento de críticas, la más común que atribuye a los participantes a esta cumbre, es la formación de una élite desvinculada de la sociedad, etiquetada a través del neologismo «Hombre de Davos». Podría ser perfectamente un homínido prehistórico de nuestra especie, pero en realidad se refiere a personas que ven las fronteras nacionales como obstáculos y a los gobiernos nacionales como residuos del pasado cuya única función útil es facilitar las operaciones globales.
Se le atribuye la invención del neologismo a Samuel P. Huntington, en uno de sus artículos sobre el foro, argumenta que esta perspectiva internacional es una posición elitista minoritaria no compartida por la mayoría. En 2019, el periodista de Manager Magazin, Henrik Müller argumentó que el «Hombre de Davos» ya no era uniforme, y lo analiza desde la perspectiva ideológica, indicando que hay países que ya no aspiran al modelo liberal occidental, podemos citar a China o los países del Golfo Pérsico, todos ellos representados en Davos. También desde el punto de vista social, las sociedades se desintegran cada vez más en diferentes grupos, cada uno de los cuales evoca su propia identidad, el ejemplo más evidente es el Brexit. Y por último económicamente, indicando que la medición de las políticas económicas adoptadas, rompe con la idea inicial del foro de unos postulados neoliberales de forma uniforme para todos los países en todos los momentos. Hace unos días el discurso del presidente español, Pedro Sánchez estaba en esta tónica, y como contraposición el discurso del presidente argentino, Javier Milei. Seguramente distintas realidades necesitan soluciones diferentes, en cada momento de la historia. Veremos en unos años la medición de las políticas que han adoptado cada uno de ellos.
Pero más allá de la lógica polémica que genera este Foro, me interesa sobre todo que conclusiones se están obteniendo en Davos. Ya hay un primer análisis sobre los riesgos globales a corto y largo plazo, En los dos próximos años un 30% de los encuestados considera que habrá un entorno global turbulento y tormentoso, pera dentro de diez años, el porcentaje se eleva al 63%.. Los cuatro elementos sistémicos del panorama mundial según el Foro son: El cambio climático y sus consecuencias para los sistemas terrestres; la bifurcación demográfica, es decir los cambios de tamaño y estructura d ellas poblaciones del mundo; la aceleración tecnológica y en cuarto lugar los cambios geoestratégicos, la evolución de la concentración del poder geopolítico.
Si volvemos a corto plazo a dos años, las preocupaciones son, el clima, tras haber tenido en 2023 el verano más caluroso del hemisferio norte; la recesión económica; las interrupciones de las cadenas de suministro de bienes y recursos críticos o de alimentos;la escalada de conflictos armados entre Estados y los ataques a infraestructuras críticas. Pero en el primer lugar, sube 13 puestos en el ranking de riesgos desde el año pasado, tenemos la desinformación, pues se indica que puede perturbar los procesos electorales en varios países; profundizar en las opiniones polarizadas, pudiendo provocar disturbios civiles y enfrentamientos y por último la represión y erosión de los derechos y libertades individuales, cuando los Estados intentan combatir estos enfrentamientos.
En el largo plazo, a diez años, por orden de importancia según el Foro, el clima extremo estaría en primer lugar de la preocupación; los cambios críticos en sistemas terrestres; pérdida de biodiversidad y colapso de ecosistemas; escasez de recursos naturales; desinformación; resultados adversos de tecnología IA; la migración involuntaria; la ciberseguridad; la polarización social y la contaminación.
Volviendo al discurso de Milei, ¨El Estado el es problema no es la solución¨. Esta frase encaja perfectamente en el esquema argumental clásico de Davos, que siempre observa a los gobiernos como un problema para sus intereses globales. En mi opinión este es el verdadero problema, el papel de los estados moderno, cuyo papel fundamental es equilibrar el desarrollo económico y la equidad social, parece que puede estar cuestionado en ciertos círculos de poder y esto sí que representa un problema para el 99% de la población mundial.