El Ayuntamiento de Carboneras se encuentra en el epicentro de una nueva moción de censura que pretende desalojar al actual alcalde, Felipe Cayuela (PP), y colocar en su lugar a Salvador Hernández, único concejal de Ciudadanos (Cs). Esta moción, impulsada por PSOE y Cs, con el apoyo del concejal no adscrito Andrés Belmonte, ha generado controversia por las circunstancias que la rodean.
Recordemos que Cayuela llegó a la Alcaldía en 2023 tras un empate a seis concejales entre PP y PSOE. Un pacto con Cs, con Hernández como responsable de Urbanismo, le permitió acceder al cargo. Sin embargo, el acuerdo se rompió poco después, coincidiendo con la salida de Belmonte del PSOE.
Hernández no es nuevo en la política local. Ya fue alcalde de Carboneras en dos ocasiones bajo las siglas del Gicar, partido en el que Cayuela militaba antes de su paso al PP. De hecho, Cayuela fue lugarteniente de Hernández en el pasado.
La moción de censura se produce en un contexto crucial para el futuro de El Algarrobico. Las últimas sentencias del TSJA sobre el derribo del hotel han generado movimientos controvertidos por parte del Ayuntamiento, con cambios en la línea procesal que algunos vinculan a la sombra del exlalcalde socialista Cristóbal Fernández.
Llama la atención la disposición del PSOE a apoyar a Hernández, el concejal menos votado en el pleno, para recuperar el control municipal. Esta alianza, unida a las dudas sobre la gestión de El Algarrobico, despierta suspicacias sobre las motivaciones reales de la moción.
El futuro de Carboneras pende de un hilo. La moción de censura abre un escenario incierto, con un nuevo gobierno en ciernes y la sombra de El Algarrobico todavía presente. ¿Este cambio político responde a un interés real por el bien del municipio o por el contrario, obedece a intereses ocultos?
La moción de censura se debatirá en el próximo pleno del Ayuntamiento. El resultado final dependerá del voto de los concejales, pero la incertidumbre y las dudas sobre las verdaderas intenciones de los actores políticos involucrados no se disipan. Carboneras se encuentra en una encrucijada y el futuro del municipio está en juego.
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