En los últimos días, el Parlamento de Andalucía ha sido testigo de un intenso debate en torno a los presupuestos para el año 2024. Con una mayoría absoluta en la Cámara, al Partido Popular liderado por Juanma Moreno no le resultó difícil lograr la aprobación de sus propuestas. Sin embargo, entre las sombras de este proceso parlamentario, un hecho llama la atención: el aparente desinterés del PP-A hacia Vox.
Durante las sesiones de debate, el grupo parlamentario popular, encargado de defender el proyecto presentado por el Gobierno, ha optado por un enfoque peculiar. Cada vez que ha tomado la palabra, ha dirigido sus respuestas principalmente hacia el PSOE, Por Andalucía y Adelante Andalucía, mientras que ha preferido mantener la callada por respuesta ante los discursos de Vox, a quienes solo muy esporádicamente y de refilón, se ha referido. Este comportamiento no pasa desapercibido y plantea interrogantes sobre la estrategia política del PP-A en relación con la formación liderada por Santiago Abascal.
La interpretación de este silencio estratégico puede llevarse a cabo desde diferentes perspectivas. La primera de ellas sugiere que se trata de una estrategia calculada por parte del PP-A, una decisión consciente de evitar confrontaciones directas con Vox. En este escenario, la intención podría ser la de ignorar a Vox para no otorgarle una plataforma de visibilidad, marcando que a un lado está el PP, y al otro la izquierda, y no hay más.
La segunda interpretación plantea la posibilidad de que el PP-A haya optado por esta táctica para evitar el desgaste que implica la confrontación directa entre dos partidos que, a pesar de sus notables diferencias, comparten algunas -pero escasas- afinidades. La cercanía entre ambos partidos en cuestiones a nivel estatal podría estar generando una estrategia de "dejar hacer" en Andalucía, donde las divergencias se acentúan.
Esta actitud del PP-A plantea interrogantes sobre la dinámica política en la Comunidad y la relación entre partidos que, a pesar de estar en lados diferentes del espectro político, deben compartir espacio fuera de Andalucía. Ignorar a Vox puede ser una estrategia a corto plazo para evitar confrontaciones innecesarias, pero también puede tener implicaciones a largo plazo a nivel estatal.
En un momento en el que la política se caracteriza por una creciente polarización, las decisiones estratégicas de los partidos adquieren una relevancia crucial. El PP-A, al optar por dar la callada por respuesta a Vox, está marcando una pauta que podría tener consecuencias significativas en la percepción pública y en la configuración futura del tablero político. La clave radica en entender si esta estrategia es fruto de una cuidadosa planificación táctica o si es simplemente un desdén fruto del cansancio de los argumentos vacuos de la ultraderecha.