No me lo puedo creer. O sea, después de tanta alarma resulta que el problema estaba en quién se queda con el parking.
El asunto de los aparcamientos cada día es más conflictivo. Si vas al súper y, nada más llegar, crees tener suerte al ver que alguien se marcha de la plaza de aparcamiento e intentas comenzar la maniobra, enseguida oirás el claxon de alguien que, pacientemente y al acecho, estaba aguardando el momento propicio; por tanto, a seguir dando vueltas de reconocimiento y, posiblemente, a proferir algunos rayos y centellas.
En espacios abiertos son los gorrillas los que se adueñan de estos preciados espacios. El problema es el asedio al pedir la propina, y casi siempre te pilla sin cambio o le dices que vas a comprar allí enfrente y le darás el euro cuando te cambien; pero cuando te retiras, oyes algunas palabras en un idioma desconocido, cuya entonación no parece muy amigable.
Estas cosas del parking son tan singulares que hasta en los ascensos de la categoría profesional suele incorporarse la plaza de aparcamiento en un lugar preeminente como señal de alta distinción. Y en algunos países como Japón no te puedes comprar un coche, si antes no acreditas que tienes la plaza de aparcamiento.
La fiebre del parking parece haber llegado hasta el proyecto de soterramiento de las vías del AVE en Almería. Después de unos días semejantes a la Crisis de los Misiles, el Gobierno central parece haber reconducido una ruptura del convenio suscrito con la Junta de Andalucía y Ayuntamiento de la capital. El problema era la explotación del parking resultante del citado soterramiento. O sea, la gestión de unos malditos aparcamientos iba a malograr una inversión de varios cientos de millones de euros, además de unas obras que llevamos esperando desde hace treinta años.
El Gobierno central, con la amenaza de romper el convenio, demuestra su mezquindad más insultante. El incidente del parking es una minucia que se tenía que haber resuelto sin estridencia alguna. Sin embargo, esta circunstancia ha sido primera noticia provincial durante dos semanas y no existe proporcionalidad alguna entre la importancia del proyecto y los putos aparcamientos. Ha tenido que convocarse una cumbre tripartita para recuperar el proyecto y, al parecer, ya puede llegar el AVE a Almería. No me digan que esto no es para que a estas lumbreras les atropelle un tren… pero “atravesao”.