Con el inicio del nuevo año, es inevitable reflexionar sobre la situación económica que enfrentamos como sociedad. En la anterior crisis, nos dijeron que la ciudadanía había gastado por encima de sus posibilidades, y la respuesta fueron los recortes. Sin embargo, desde la llegada de Pedro Sánchez al gobierno, acompañado por sus socios de Unidas Podemos y otros grupos de izquierda, el gasto se ha disparado, y para 2024 la clave está en que, aunque el gasto continuará, también aumentará la recaudación, y esa fiesta también la tendremos que pagar nosotros.
Las medidas del 'escudo social' presentadas por el Gobierno enmascaran la verdadera situación económica del país. No podemos perpetuarnos en un constante gasto, manteniendo la economía dopada para aparentar que todo va bien con un crecimiento artificial. Lamentablemente, esta fiesta tiene un precio, y ya estamos enfrentando dificultades para colocar nuestra deuda pública.
El propio Gobierno estima en 5.300 millones de euros el coste de la prórroga de medidas como la reducción del IVA de la luz, que, aunque sube al 10%, y del gas, que a mitad de año volverá al 21%. También se incluyen alimentos de primera necesidad y la bonificación del transporte público, entre otras cosas. Este incremento en el gasto deberá ser contemplado en el presupuesto de 2024, que aún está por definirse. La ministra de Hacienda es la única que sabe de dónde provendrán estos fondos, ya sea de nuevos impuestos o mediante el aumento de los existentes. Sin embargo, los impuestos a las eléctricas, la banca o las grandes fortunas terminan afectando al consumidor de a pie, ya que se trasladarán al precio final, generando una comisión inesperada y provocando una posible caída del consumo justo en un momento en el que la economía se ralentiza.
A esto se suma la ejecución de los Next Generation, de los cuales solo se han utilizado 15.000 millones de los 36.000 millones de Fondos Europeos asignados. Este hecho plantea interrogantes sobre la efectividad de las inversiones y la gestión de estos recursos para impulsar la economía y la tan necesaria recuperación.
En 2024, nos encontramos en una encrucijada financiera. Las decisiones tomadas hasta ahora han creado una realidad económica en la que el gasto se ha vuelto insostenible sin un aumento proporcional en la recaudación. Es momento de ser conscientes de que, tarde o temprano, la factura llegará, y será responsabilidad de todos afrontarla. La transparencia y la eficiencia en la gestión de recursos se vuelven fundamentales para garantizar un futuro económico sostenible y equitativo para todos.