La aridez se ha incrementado en un 10% en los últimos 30 años, la presión sobre los recursos hídricos en la Cuenca Hidrográfica del Segura se sitúa en el 77,9%, y el 50% del territorio almeriense esté en riesgo severo de “abandono de terrenos agrícolas”, en especial en el curso bajo del Segura.
La desertificación acecha a España y Almería es uno de sus máximos exponentes. La provincia de Almería se encuentra entre las que mayores incrementos de la aridez, estrés hídrico han sufrido en los últimos años. También se ha incrementado la intensidad devastadora de los incendios forestales, con la consiguiente erosión, avance de la desertificación y desaparición de la cubierta vegetal y la superficie cultivable que ello conlleva.
El territorio español es cada vez más árido y seco, lo que impulsa el avance de la degradación del territorio y por tanto una mayor probabilidad de ser uno de los países que sufran con mayor intensidad las consecuencias de estos fenómenos, según el reciente diagnóstico científico del Borrador de Estrategia Nacional de Lucha contra la Desertificación.
Estas son algunas de las consecuencias que se desprenden del Borrador, publicado este mismo mes de Abril por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en el marco del Programa de Acción Nacional contra la Desertificación (PAND) aprobado en 2008, y como uno de los pilares para avanzar hacia un desarrollo sostenible en consonancia con los objetivos del Pacto Verde Europeo y de la Agenda 2030.
Entre las causas que señala el Borrador como impulsoras de la desertificación, figuran los cambios en las condiciones del clima por la acción directa del ser humano, la presión excesiva sobre los recursos naturales, el abandono o falta de gestión del territorio, la despoblación y el envejecimiento de la población, el aumento de los incendios forestales y la urbanización y desarrollo de infraestructuras de forma desmedida.
Almería: incrementos severos en aridez, sequía e incendios forestales
En lo que concierne a la provincia almeriense, según los modelos climáticos manejados por el Ministerio, esta es una de las más sacudidas por los fenómenos climáticos extremos y su nivel de aridez, en especial en la franja sur, se ha visto incrementado en un 10% en los últimos 30 años, al igual que otras zonas de España como la Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha y el centro de Comunidad Valenciana, Orense, Navarra, centro y oeste de Aragón, los Pirineos orientales, la Región de Murcia o la provincia de Alicante.
También los periodos de sequía se han ido acentuando a lo largo de los años tanto en frecuencia como en intensidad. Un valor por encima del 20% indica estrés hídrico y con un valor más allá del 40%, los técnicos del Ministerio consideran que se da “fuerte competencia con dificultad para mantener ecosistemas sanos”.
Las cifras para Almería son preocupantes, pues la presión sobre la Cuenca Hidrográfica del Segura arroja ratios del 77,9%, solo por detrás de las Islas Baleares, con un 99% y más del 50% de sus masas subterráneas de agua presentan un mal estado cuantitativo. Si esta tendencia sigue, en un futuro próximo podrían estar en riesgo zonas húmedas protegidas como la Albufera de Adra, la Punta Entinas-Sabinar o las Salinas del Cabo de Gata-Níjar.
Otro de los factores que generan desertificación son los incendios forestales. La superficie total quemada ha caído respecto a la segunda mitad del siglo XX, pero lo que han observado los analistas es cómo han ganado terreno los incendios muy devastadores.
Especialmente reseñable para la provincia de Almería ha sido el incendio producido el 1 de febrero del año pasado en Olula de Castro, que con 718 hectáreas quemadas, ocupa el puesto 12 en el ranking de los grandes incendios forestales en España en 2021. También se quemaron 624 hectáreas en Berja –decimoquinto en el ranking- en el mes de enero, por tanto la provincia de Almería ha sido una de las grandes afectadas por los efectos del cambio climático en forma de hectáreas calcinadas.
Superficie agraria sin aprovechamiento
Tampoco Almería escapa de otros problemas como la alta concentración de salinidad, la baja precipitación anual y los suelos frágiles y pobres, con factores socioeconómicos subyacentes como la baja densidad de población en la zona rural de montaña y la urbanización acelerada.
Todos estos factores hacen que el 50% del territorio almeriense esté en riesgo severo de “abandono de terrenos agrícolas”, en especial en el curso bajo del Segura, según indica el Ministerio en el Borrador. Esto supone un asunto perentorio en tanto que Almería viene consolidándose como “la huerta de Europa” y este hecho, unido a las cifras expuestas por el Ministerio, obligan a plantear una nueva estrategia y un control exhaustivo sobre el sector del campo, tanto sobre los efectos que podría acarrear en la productividad de las empresas, como en las cifras de negocio y el suministro de alimentos a nivel español y europeo.
Mientras tanto, en el ámbito nacional, se suceden y desarrollan los principales planes, estrategias o instrumentos de las políticas sectoriales o transversales cuyos objetivos y acciones interactúan con la lucha contra la desertificación como la PAC, el Plan Nacional de Actuaciones Prioritarias en materia de restauración hidrológico-forestal, control de la erosión y defensa contra la desertificación (PNAP) o el principal caballo de batalla del Gobierno de España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030, más conocido como PNIEC.
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