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En este 18 de julio

Por Rafael M. Martos
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lunes 18 de julio de 2022, 12:14h

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En este 18 de julio de 2022 he decidido leerme -uno es así- la Ley de Memoria Democrática aprobada por el Congreso de los Diputados, y me he llevado varias sorpresas que quiero compartir, no sin antes dejar claro que soy de los partidarios de su existencia, aunque el asunto comienza a ser indigesto. Entre la Ley estatal, la autonómica, la democrática, la histórica, la histórica y democrática, la de ZP, la de Sánchez... todos quieren su propia ley y su minuto de gloria histórica.

Digo que soy partidario de recuperar no solo los cuerpos, también el recuerdo, de aquellas personas y colectivos que fueron sepultados por el franquismo simplemente por defender la II República, o por tener ideas contrarias a las que proclamaba como únicas y verdaderas el nuevo régimen en su visión excluyente de España. Una visión tan excluyente que en cuanto pudieron votar, los redujeron a un grupo parlamentario meramente testimonial.

Pero ese debate es largo, lo sé, y como podría perderme en él, y no es ese el tema, dejémoslo ahí para otro momento, y vayamos a algunos detalles de la Ley mencionada, que como indiqué, me han llamado la atención.

El primero que, al parecer, la democracia llegó al Estado español… no se sabe cómo… Sí, es curioso, pero en esta Ley de "memoria" y de "historia" que ocupa más de medio centenar de folios, se menciona la “llegada” de la democracia pero no de los actores que la hicieron posible, ni de las condiciones en que se produjo la Transición. Nada de que fue un dirigente del Régimen Franquista, Adolfo Suárez, quien pilotó el “suicidio” de las Cortes Generales y puso fin a la dictadura… nada… quizá, porque como pasa con la historia del autonomismo andaluz, el PSOE han mentido tanto, tanto, tanto, tanto, tanto sobre aquellos acontecimientos que a estas alturas ya no recuerda la verdad.

Estábamos en el franquismo, y de repente… ¡Democracia!

Claro que, la democracia no comienza con la aprobación de la Constitución en esta Ley, sino prácticamente con el triunfo del PSOE en 1982 con Felipe González, según entienden algunos.

Y es que debe ser esa identificación de PSOE y Democracia lo que lleva a colegir que esta Ley amplía hasta esta fecha los efectos de la misma, porque me la he leído sin encontrar esta polémica referencia. Dice textualmente que las víctimas “a efectos de esta ley” son “todas las víctimas de la Guerra, así como todas las personas que sufrieron cualquier tipo de forma de represión o persecución durante la Dictadura y hasta la entrada en vigor de la Constitución de 1978.”

Frente a quienes sostienen que esta Ley es un ataque a la Transición, nada más alejado de la realidad, pues los elogios a ese periodo son constantes, si bien obviando a quién la pilotó y cómo fue pilotada para evitar un enfrentamiento -no diré armado, que a punto estuvo con varias intentonas golpistas de militares y civiles, trufados con el aparato policial y las bandas juveniles de ultraderecha, y no solo de ellos, también del terrorismo de extrema izquierda e independentista- que podíamos dejar en social, que lo hubo, pero fue superado con un enorme sentido común.

Tampoco es verdad, por tanto, que esta Ley cuestione ese periodo histórico, aunque parece lógico que se reclame la investigación del mismo, al menos desde el punto de vista académico porque no, no fue tan ejemplar como se ha querido contar. ETA mataba, sí, y los GRAPO, sí, pero también se asesinó a los abogados de Atocha, por ejemplo, o a Javier Verdejo, o se produjo el caso Almería… y esto solo por mencionar hechos que conoce casi todo el mundo, y sin entrar en las palizas propinadas por quienes sabían que no serían detenidos, y que si lo eran, saldrían a la calle de nuevo sin cargos y con “galones”.

Recoge la Ley que “La vigente Constitución se fundamentó en un amplio compromiso social y político para la superación de las graves y profundas heridas que había sufrido la sociedad española durante la guerra y los cuarenta años de dictadura franquista. Este consenso fue el espíritu de nuestra transición política, y ha sido la base de la época de mayor esplendor y prosperidad que ha conocido nuestro país.”

¿De verdad que esto pueden firmarlo el PSOE, Bildu, Podemos… y no pueden firmarlo el PP, Ciudadanos o Vox?

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y "Por Andalucía Libre: La postverdad construida sobre la lucha por la autonomía andaluza". Y también de las novelas "Todo por la patria", "Una bala en el faro" y "El río que mueve Andorra"