La diputada del PSOE por Almería, Inés Plaza, ha destacado recientemente que 27.546 menores en la provincia reciben el Ingreso Mínimo Vital (IMV), una cifra que, según ella, demuestra el compromiso del Gobierno de Pedro Sánchez con la lucha contra la pobreza infantil. Sin embargo, un análisis más profundo de la situación revela que este aumento en el número de beneficiarios del IMV no es motivo de celebración, sino más bien un reflejo del fracaso de las políticas socialistas.
En primer lugar, es importante recordar que el IMV no es un regalo del Gobierno, sino una prestación financiada por todos los ciudadanos a través de nuestros impuestos. Atribuir su existencia al PSOE es una falacia y un intento de apropiarse de un logro colectivo, empezando porque fue iniciativa de Podemos y los socialistas se resistieron, y acabó contando con el apoyo de casi todo el arco parlamentario, ya que el único rechazo vino de Vox.
Además, es difícil considerar un éxito el hecho de que al comparar las cifras con el año anterior, observamos un aumento significativo en el número de menores que reciben el IMV: en 2023, la cifra era de 19.886. Este crecimiento, lejos de ser un indicador de éxito, evidencia el recrudecimiento de la pobreza infantil en Almería.
Se puede alegar que la responsabilidad de acabar con ella debe ser compromiso de todas las administraciones, pero cuando es el propio presidente Sánchez quien se pone como objetivo lograrlo, debe entenderse que se considera con capacidad para ello, y que se autoimpone ese reto. Pues reto no conseguido.
Es importante recordar que la lucha contra la pobreza infantil no se limita a la mera entrega de ayudas, como parece considerar Inés Plaza y el resto de la izquierda. La verdadera solución reside en crear las condiciones necesarias para que las familias puedan salir de la situación de vulnerabilidad por sí mismas. Esto implica fomentar la creación de empleo, mejorar la educación y la formación, y proporcionar un apoyo integral a las familias con mayores dificultades. Y sí, eso es competencia transversal entre administraciones, pero de nuevo chocamos con las palabras de la socialista, o mejor dicho, chocamos con su falta de análisis ya que no aporta ni un elemento al respecto. Ni un solo dato hay que permita considerar que el Gobierno central lucha contra la pobreza infantil, y únicamente se observa que la hace llevadera.
En este sentido, la política del PSOE de extender las ayudas y subvenciones sin abordar las causas estructurales de la pobreza es un enfoque cortoplacista y poco efectivo, o efectivo solo electoralmente. Es como dar un pez a una persona hambrienta en lugar de enseñarle a pescar.
La diputada Plaza también critica la reducción del presupuesto de la Renta Mínima de Inserción Social (RMIS) por parte de la Junta de Andalucía, a pesar del aumento de la pobreza. Sin embargo, la solución no reside en la simple multiplicación de programas asistenciales porque vemos que son infinitos y todos ellos sin éxito: el IMV, la RMIS, no pagar comedor escolar, tener becas, no tener desahucio en caso de impago de renta, tarifas reducidas en suministros como la electricidad, tarjeta monedero... y todo eso simpre a las mismas personas y familias. Es necesario unificar y optimizar los recursos disponibles para garantizar una gestión más eficiente y eficaz.
En definitiva, la pobreza infantil es un problema complejo que requiere soluciones integrales y no partidistas. Es hora de dejar de lado la politiquería y trabajar de forma conjunta para construir un futuro mejor para los niños y niñas de Almería.
¿Más limosnas o soluciones reales? Esa es la pregunta que debemos hacernos como sociedad.
La respuesta está clara: solo mediante la creación de oportunidades y el desarrollo de políticas sociales efectivas podremos combatir la pobreza infantil de forma efectiva.