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¡Estar enamorado!
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(Foto: DALL·E ai art)

¡Estar enamorado!

Por Juan Torrijos Arribas
viernes 14 de febrero de 2025, 06:00h

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¡Amor, amor, amor! No recuerdo cómo se llamaba esta canción, pero era hermosa, entrañable. Había una letra que decía: estar enamorado. ¡Qué bonita! Muñequita linda, de cabellos de oro, rostro de alhelí. En días como el de hoy se le pone a uno cara y tono de enamorado al hablar, de tonto, pero enamorado. Hoy es uno de esos días en los que queramos o no, tenemos que hablar del amor. Y más cuando se dice que San Valentín, yo no te olvido, pasó por esta tierra nuestra, y algo de amor nos debió dejar entre las calles.

¿Está usted enamorado-a? Sí. Diga lo contrario y se la puede liar su pareja. Qué felicidad debe sentir. ¡Qué ilusión! Dicen que el enamoramiento reduce el cortisol dentro de nuestro organismo, lo que nos hace sentirnos más seguros y tranquilos, algo alelados, más tontos si se me permite decirlo, lo que nos lleva a una clara conclusión: somos más felices cuando estamos enamorados. Estamos a catorce de febrero, algún centro comercial se inventó lo del día de San Valentín, patrón de los enamorados. El negocio era la cuestión, y casi todas las celebraciones que llevamos a cabo a lo largo del año han salido de una mente que lo que quería era hacer un buen negocio. Y vaya si lo han logrado.

Y como los ciudadanos aceptamos, hacemos nuestro todo lo que nos vende la publicidad de esos negocios que hablan de amor, hoy habrá regalos entre las parejas, rosas o claveles, copita de cava para celebrar y cena en cientos de restaurantes de la provincia. ¡Qué bonito, qué bonito es el amor! No vayan a pensar que yo me he librado de la efemérides, tengo cena de enamorados ¡Entre naranjos! pero no hoy, la señora me ha avisado que será mañana, por aquello de que al ser sábado el personal anda un poco más libre. No me digan que no es hermoso, bucólico, entrañable y lleno de amor, lo de hacer una cena de enamorados “Entre naranjos”. Ya les contaré como se desarrolla, qué nos van a dar cenar, y si de verdad se notaba ese ambiente de enamoramiento que nos pide San Valentín, patrón de los que decimos sentirnos enamorados en un día como el de su celebración. Y yo enamorado estoy, que conste. Cualquiera dice lo contrario, lo lee la parienta, y me he buscado un problema en la cena de mañana.

Si somos felices cuando estamos enamorados, si en nuestros hogares vive la felicidad del amor, ¿por qué no conseguimos que ese amor lo podamos trasladar a todos los actos públicos de la sociedad española? No debería existir un Santo que persiga, abogue, luche porque seamos felices todos los ciudadanos, pensando o penando cada uno lo que quiera y le dé la gana. ¿Nos lo tendríamos que inventar? No lo veo muy claro. Un santo por el que un día al año, todos queramos a Pedro, a Alberto, a Pablo, a Santiago. Difícil me parece, diría más bien que imposible. En lo que respecta a Almería, un día de amor dedicado a María, Adriana, Javier Aureliano, Juan Antonio, Rojas. ¿Queda alguien más? Pues que se dé por aludido, pero ahora mismo no me acuerdo de más nombres con importancia dentro del campo de la política almeriense. Tengan en cuenta que no me siento enamorado de ustedes, que quieren que les diga, más bien al contrario. No tengo intención de prestarme a buscar ese santo, ni creo que se lo merezcan. Me da la impresión de que no están enamorados.