Gobernar es una tarea sumamente compleja y difícil; por el contrario, hacer política, parece ser que no tiene nada que ver con eso, y claro, es más sencillo, porque básicamente consiste en hacerse fotos institucionales y declaraciones en los medios de comunicación.
La clave está en saber si cuando alguien como Alberto Núñez Feijóo y Pablo Iglesias Turrión coinciden en pedir un adelanto electoral, hacen política para gobernar, o hacen política para seguir haciendo política.
En el caso de Feijóo, es evidente que su intención es aprovechar el momento en el que se encuentra su partido, el PP, y su popularidad personal para alcanzar una nueva victoria electoral aunque probablemente lejos de lo que tenía en Galicia… o no, que diría Mariano Rajoy, porque ahí está Juanma Moreno en Andalucía.
Lo de Pablo Iglesias Turrión es otra cosa. Pedro Sánchez ha vampirizado a Unidas Podemos asumiendo y ejecutando todas las políticas que son marca de la casa, y si a eso unimos la guerra interna entre el yolandismo y los comunistas, entre los comunistas y los podemitas, los podemistas y el yolandismo… pues tampoco parece que vaya a tener mucho que rascar.
En definitiva, la convocatoria de elecciones anticipadas es una forma de hacer política para ambos líderes, pero solo uno tiene posibilidades reales de gobernar.
Esto demuestra que la política es una herramienta útil para lograr objetivos y que los líderes políticos tienen una gran capacidad para manejarla. Sin embargo, también demuestra que la política a veces es politiqueo, y el polítiqueo no siempre es la mejor forma de gobernar, ya que los líderes pueden usarla para fines personales o partidistas en lugar de buscar el bienestar general.
Las elecciones anticipadas pueden interrumpir el proceso de toma de decisiones y pueden limitar la capacidad de un partido para presentar sus ideas a los votantes, y lo primero justifica que Sánchez no quiera convocarlas, y lo segundo, objetivamente le vendría bien. Además, el tiempo adicional que se necesita para prepararse para una elección anticipada puede ser una carga significativa para los partidos, ya que deben desviar recursos de otros proyectos, que es lo que interesa a Sánchez para cerrar su estrategia de alianzas.