Las mesas redondas son uno de los signos de identidad de FICAL desde el año 2017, un punto de encuentro cinematográfico a nivel nacional que sirve a la vez para acercar el cine al público general. El hecho de estar retransmitidas en streaming hace que en realidad estemos hablando de una fórmula casi televisiva que permite que las opiniones de sus protagonistas se perpetúen en el tiempo, sumando miles de espectadores. Una sección que ha comenzado hoy en el Patio de Luces de la Diputación Provincial haciendo un recuerdo muy emotivo a Pilar Miró, con motivo del vigesimoquinto aniversario de su fallecimiento con las actrices Mónica Randall y Mercedes Sampietro, el actor Guillermo Montesinos y su hijo, Gonzalo Miró como participantes en un coloquio moderado por Luis Alegre.
El encuentro ha comenzado compartiendo cada uno de los participantes el primer recuerdo que tenían de Pilar Miró. En el caso de Mónica Randall ha evocado un momento en el que también se encontraba el actor Álvaro de Luna, además de su pasión juvenil compartida por el personaje de Jo de ‘Mujercitas’, por su carácter culto e independiente, lejos de los tópicos que ‘se exigían’ a las mujeres. Mercedes Sampietro, que participó en cinco o seis películas dirigidas por Pilar, ha destacado “cómo estaba pendiente de mí, muy cuidadosa. Muchos hablaban de ella pero pocas la conocían y yo me quedo la satisfacción de que se le haya podido conocer por sus películas”.
En el caso de Guillermo Montesinos fue con la histórica cinta ‘El Crimen de Cuenca’, en la que me eligió “por mi físico”, ha bromeado, teniendo en cuenta que buscaba un actor menudo para ese papel. Lógicamente, las claves más emotivas han venido con el testimonio de Gonzalo Miró, que ante todo ha recordado a su madre “como una madre atípica, recuerdo estar con ella pero no en cumpleaños o en parques, sino viajando, en rodajes, yendo al cine, al teatro, a la ópera. Los dieciséis años que viví con ella me intentó inculcar siempre los valores de la justicia, el trabajo y la honestidad”.
Otro de los pasajes recordados fue el relacionado precisamente con la película ‘El Crimen de Cuenca’ y el intento de golpe de Estado de Tejero, día en el que Gonzalo Miró apenas tenía diez días y que se desencadeno casualmente mientras Pilar hablaba por teléfono con Mónica Randall. “Me fui corriendo a su casa porque ya me veía cogiendo al niño las dos y viajando a Portugal”. En este sentido, Guillermo ha recordado que en ese momento Pilar “estaba encausada por el código de justicia militar franquista que regía todavía entonces”.
También se ha hecho referencia a otros aspectos importantes, como su propia enfermedad de corazón que la hacían “ser una persona fuerte pero a la vez transmitiendo una fragilidad muy humana, cuando te acercabas a ella se escuchaban las válvulas que tenía en el corazón”, ha apuntado Sampietro o su conflicto y después absolución cuando fue apartada de Televisión Española.
Del mismo modo, se ha subrayado su tenacidad y su capacidad para convencer a cualquiera de sus proyectos, siendo el ejemplo más claro de perseverancia el que tuvo que realizar para poder hacer y terminar la película “El Perro del Hortelano”, porque todos “la tomaban por loca por hacer una película en verso, cuando ella decía que si los ingleses lo hacían con Shakespeare por qué no podíamos hacerlo en España con Lope de Vega”, ha dicho Gonzalo Miró.
Una película que al final fue la gran triunfadora de los premios Goya de aquel año, como también lo fue años antes ‘Beltenebros’ con el premio a la calidad cinematográfica con un Oso de Plata en Festival de Cine de Berlín. “Todos estos premios eran una recompensa a todo el esfuerzo. Está claro que ser directora de RTVE o retransmitir las bodas de las Infantas eran un reconocimiento personal, pero ella donde realmente disfrutaba era en los rodajes”, apuntó de nuevo su hijo. Una opinión compartida de forma mayoritaria por Mónica, Mercedes y Guillermo. “Tenía un cartel de persona dura, por el machismo y por todo lo que tuvo que sorportar en varias ocasiones, pero era una persona de una sensibilidad extrema”, ha concluido Mónica Randall.