TikTok ya no es ‘la red del baile’, no.
Hoy, esta red social china, es una de las plataformas sociales más influyentes en el mundo, y su impacto en la comunicación política es cada vez más visible. Más que una herramienta del futuro es un canal que ya forma parte del presente para conectar con audiencias nuevas y ayudar a construir marcas políticas que aspiren a ser diferentes y relevantes.
Aunque muchos partidos y medios de comunicación aún no comprenden del todo su potencial, TikTok es la red social con mayor crecimiento. El 67 % de sus usuarios supera los 25 años y el 57 % son mujeres. Su audiencia es diversa y activa, y eso la convierte en un espacio clave para captar nuevos votantes y fomentar la participación ciudadana. En las elecciones a la presidencia de los EE. UU., la que fuera vicepresidenta, Kamala Harris, inauguró su cuenta oficial de TikTok en 2024, buscando conectar de manera directa con el electorado joven. Su equipo subrayó la necesidad de usar lenguajes más cercanos y visuales. Mientras tanto vemos a un Donald Trump que sigue atacando a la plataforma, alegando motivos de seguridad nacional y vínculos con China, en una postura que combina rivalidad geopolítica y temor a perder influencia entre votantes jóvenes.
TikTok ya supera en descargas a WhatsApp. En España, cuenta con más de 22 millones de usuarios que dedican más de 95 minutos al día a consumir contenidos que abarcan desde música, noticias y entretenimiento, hasta información política. En 2022, ese tiempo medio era de tan solo 43 minutos. Aun así, sigue siendo escasa la presencia política relevante en la red, en parte por el erróneo prejuicio de considerarla exclusiva de la Generación Z. Sin embargo, esta plataforma digital ha transformado el modelo de comunicación digital, no se trata solo de vídeos o bromas, eso queda muy lejano. Aquí se combina música, narrativa visual, espontaneidad y creatividad. La plataforma obliga a pensar en contenidos que capten la atención en segundos y que resulten auténticos, emocionales y fáciles de entender, tanto para la clase política como para los medios de comunicación. El formato vertical es otra las claves. Es como si el líder político hablara directamente al espectador, creando una relación más cercana, directa y sin filtros. Esto mejora la comunicación política, especialmente entre quienes están cansados de discursos formales y poco humanos. La atención se logra con mensajes claros, rápidos y visuales.
Aunque aún pocos líderes políticos explotan TikTok de manera creativa, algunos referentes ya lo hacen: Gabriel Rufián, Irene Montero o Emmanuel Macron, Nayib Bukele, han usado la plataforma con un estilo más fresco y adaptado a los códigos digitales. A nivel de partidos en España, PSOE, PP, Vox, Coalición Canaria, Podemos o ERC han empezado a publicar y participar en la red de manera más continua, eso sí, en la mayoría de los casos contenidos reciclados de otras redes. Lo distintivo de TikTok es que los usuarios esperan interacción, más que en otras redes. Si un político no responde, alguien más lo hará por él. Además, se fomenta la colaboración, los dúos con otros creadores y la generación de comunidad. La parodia y el humor son formas legítimas de expresión y conexión emocional con los votantes.
TikTok es más que un canal de difusión: es una oportunidad para transformar la forma en que se comunican las audiencias y donde el receptor y el emisor del mensaje están más cerca. Es emocional, rápida, visual y, sobre todo, directa. Los políticos que logren adaptarse no solo captarán votos, sino también confianza. Y eso, en tiempos de desafección política, puede marcar la diferencia entre ganar o quedarse fuera del radar del voto indeciso y que tiende a la abstención, hemos pasado de la red del baile al teatro electoral.