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Humedales, ¡qué lugares!
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Humedales, ¡qué lugares!

Por Moises Palmero Aranda
lunes 10 de febrero de 2025, 07:54h

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Al ritmo de “Al calor del amor en un bar” de Gabinete Caligari reconozco que no he sabido encontrar el momento justo para escribir, porque hablar hemos hablado y mucho, del Día de los Humedales. En realidad, este año no pensaba hacerlo, pero como ha sido una semana larga y llena de emoción, amanece, apetece, estoy muy entero, llegó el momento de decirlo: ¡qué lugares!

He optado por esta exclamación porque es ambigua y me permite mostrar el envés, la cara B, la realidad que algunos no muestran en prensa de estos espacios naturales, algunos sin ninguna ley que los proteja y otros megaprotegidos en el papel, pero desprotegidos en la gestión diaria.

Si han leído o escuchado la versión de la Junta de Andalucía, el haz y la cara A, habrán pensado que están vigilantes, invirtiendo un millón de euros en Las Albuferas de Adra y realizando educación ambiental con centros de secundaria para proteger, sensibilizar y divulgar los valores ambientales, culturales y etnográficos de los humedales. No diré que mienten, pero sí que exageran y mucho

La educación ambiental está siendo aniquilada sistemáticamente de las políticas de la Consejería de Sostenibilidad, abandonando el programa Aldea, pionero y ejemplo a nivel nacional, y eliminando convocatorias de ayudas a proyectos locales. Ahora van a licitar subvenciones a las que solo se pueden presentar las grandes empresas, ya que las sacan por lotes entre provincias, que ni saben a lo que se presentan, ni conocen la zona y que para ganar la licitación tiran a la baja en detrimento de los que realmente hacen la actividad. En vez de ir de lo local a lo global, principio básico en educación ambiental, van de lo global a lo local, principio básico de la economía de mercado, para llenar los bolsillos de los amigotes.

El millón, el mismo de cuando se secaron las Salinas del Cabo de Gata y que nadie ha visto, lo prometió don Ramón (ahora promete balsas y agua que buscará debajo de las piedras) para contrarrestar el informe científico demoledor que anuncia la muerte de Las Albuferas, y en el que no se contempla limpiar la basura que flota en la lámina de agua y medidas reales para evitar su degradación.


Y si hiciesen de verdad la labor de vigilancia, por citar algunas cosas, la garrafa de gasoil que se pidió que se retirase en Punta Entinas no habría terminado derramada en el agua, los coches que se meten en la zona de Reserva Natural en Almerimar no seguirían destrozando el bosque de sabinas y lentiscos, los escolares que visitan el espacio no tendrían que esquivar la cantidad de basura que hay por allí, y los Alcores no estarían, otra vez, convirtiéndose en un vertedero incontrolado, en una auténtica vergüenza.


Como estos días estoy positivo y Urrutia me lo pide con su carismática chulería, ¡Jefe, no se queje!, diré que mejor poco que nada, aunque sea insuficiente y postureo verde.


Luego, está la visión de las asociaciones locales, la más certera, la que, además de contar las bondades, maravillas y servicios ecosistémicos, gritan ¡Humedales, qué lugares! de vergüenza, hipocresía y corrupción, además de invitar a la población a pasar a la acción, y todo ello, sin partidas millonarias, solo con la voluntad y el amor a estos lugares.


Serbal volvió a quitar la basura que arrastra el agua por la “limpia” rambla de la Culebra hasta la charca permanente de la Ribera de la Algaida, la misma que saca su ayuntamiento en el video turístico de FITUR. Supongo que estos días estarán grabando imágenes para el próximo spot o para preparar el proyecto de urbanización de la zona.

En Punta Entinas, El árbol de las piruletas continuó con su labor de sensibilización, de mostrar a los vecinos, escolares, empresas y administración local la joya que tienen ante sus ojos.

En Vera, Salvemos el Salar de los Canos ha hecho su jornada educativa reivindicativa para señalar que, después de un temporal que inundó su costa por la ocupación urbanística depredadora, van a construir 2.500 viviendas sostenibles, que no falte la coletilla, en el centro del humedal. Algún día, cuando se inunde, los políticos inoperantes y cómplices se mostrarán compungidos y los vecinos clamarán indemnizaciones al ayuntamiento porque la promotora habrá desaparecido con los bolsillos a rebosar.

Siempre elijo mal y me empeño en repetirme. Debería haber escrito que, para celebrar el Día de la radio, vuelve Radio La Canal, o de San Valentín o del Día del Árbol. En fin, ¡pollo, otro bollo! Y sirva una copita más, que no hay nada como conversar al calor del amor de un humedal.

Moises Palmero Aranda

Natural de El Ejido, Almería. Licenciado en Ciencias Ambientales por la Universidad de Almería. Desarrolla su trabajo en el mundo de la Educación Ambiental desde la Asociación El árbol de las piruletas, donde ha utilizado la literatura como una herramienta más de sensibilización. Es autor y narrador de cuentos infantiles, entre los que destaca El árbol de las Piruletas y Un delfín entre las estrellas (próxima publicación) Secretos en el Sendero, nueve relatos de misterio donde se mezcla literatura, senderismo y geocaching, es su primera publicación en solitario. 32 motivos para no dormir; Pasos en la oscuridad; Taller de cuentos; 12 caricias; 13 muertes sin piedad; Ángel de nieve; Ulises en la isla de Wight; Crímenes callejeros; El oasis de los miedos; Letras para el camino, El mar, la mar, Relatos Velezanos V son algunas antologías donde aparecen sus relatos. Colabora en Candil Radio con los programas “La mirada del delfín viajero” y “Letras de Esparto”. En radio UAL dirige y presenta el programa de entrevistas Radio Ecocampus. También ha hecho sus pinitos en el mundo del cortometraje con El hombre y la flor. Otra oportunidad y su guión “Residuos” fue el ganador del I Concurso de guiones para cortometrajes “Carboneras Literaria”. Socio fundador de la Asociación Literaria y Cultural Letras de Esparto.