El jurado no acepta el ensañamiento que defendía la acusación particular, pero sí ve daños psicológicos en los padres
Ana Julia Quezada ha escuchado impasible, sin llorar y sin apenas gesticular, el veredicto del jurado que la condena por asesinato con alevosía en la persona de Gabriel Cruz, de apenas ocho años el pasado 27 de febrero de 2018 en Rodalquilar, y causar daños psicológicos y morales a los padres, Patricia y Ángel.
El veredicto confirma la tesis del ministerio Fiscal, y no acepta el ensañamiento que sostenía la acusación particular, aunque sí lo relativo a los daños a los padres, psiquicos y morales.
El jurado no acepta las atenuantes que planteaba la defensa, que tampoco logra que los hechos sean calificados como homicidio doloso. En ese sentido no creen que existiera arrepentimiento, ni que hubo confesión voluntaria, y que aunque llevaba medicamentos encima en su detención, no se ha probado que fueran para ella ni que en su momento los hubiese consumido, o que actuara bajo sus efectos.
El jurado estaba convocado a las 18:30 horas, pero ha comenzado la lectura del veredicto a casi las siete de la tarde, después de que fuera trasladada la propia Ana Julia y llegaran los padres, su decisión ha sido clara, Ana Julia mató a Gabriel "de forma sorpresiva y repentina, sin posibilidad de defensa por parte del menor"
En el veredicto no se apunta ningún móvil concreto, y se limita detallar una serie de hechos que acaban con la muerte de Gabriel, y el comportamiento posterior de Ana Julia. De esta forma, explica que tras llevar al niño en coche a la finca de Rodalquilar, y "lanzarlo contra el suelo o pared" de la habitación del cortijo "de forma intencionada, súbita y repentina", lo que hizo consciente de su "superioridad" por diferencia de edad y por complexión, y "procedió con sus propias manos" a asfixiarle. Mató al niño Gabriel Cruz de forma intencionada y súbita, hasta le punto de que "no tuvo posibilidad de defenderse ni de reaccionar".
Respecto a que esto ocurriera como reacción a los insultos del pequeño, el jurado cree que es "Es poco factible" dadas las características del niño según quienes le conocía, pero en caso de haberlas proferidos, "no son motivo suficiente para tan trágico desenlace".
El jurado tampoco entra en las razones por las que ocultó los hechos, más allá de que no lo hizo por estar medicada, porque señalan que no ha estado demostrado que así fuera.
Sí consideran que de modo intencionado, quizo hacer daño psicológico y contra la integridad moral de los padres, lo que han visto derivado de su actitud durante la búsqueda, en las manifestaciones, en que guardara ropa del menor en el armario familiar, en la camiseta que llevaba con la cara de Gabriel. "Quiso y fue consciente de que aumentaba el sufrimiento" de los padres "menoscabando su salud psíquica".
Añaden también que "Quería humillar a Patricia, a la que odiaba", y quiso de modo "deliberado vilipendiar, humillar y vejar", mostrándose "afligida y compungida, alentando los ánimos de los familiares, y generando falsas expectativas sobre la aparición del niño". Ha dejado a los padres en "un estado de conmoción emocional, un trastorno de estrés postraumático y trastorno de adaptación, que precisa tratamiento continuado de farmacoterapia y psicoterapia, previéndose una evolución crónica".