www.noticiasdealmeria.com

Jerusalén

Por María del Campo Martín Pérez
sábado 12 de junio de 2021, 10:02h

google+

Comentar

Imprimir

Enviar

Add to Flipboard Magazine. Compartir en Meneame

Escucha la noticia

Comienza el verano y con él nuevas formas de vivir la pandemia. No se ha recuperado de manera total la ansiada normalidad pre-Covid19; pero estamos comenzando a saber llevar una nueva rutina en la que no se excluye la coexistencia con la enfermedad.

Si hay una cosa que destaca en las vacaciones de verano, y que brilló por su ausencia el pasado, fue la posibilidad de viajar. Este año, no son pocas las personas que han decidido sacar su billete y recuperar una actividad que no solo aportará al viajero en experiencias, sino también al país de destino en economía.

Existen diferentes inquietudes que motivan a la hora de emprender un nuevo rumbo: relajarse, descubrir la naturaleza, absorber cultura… Sin embargo; cada viaje lleva consigo una serie de riesgos, que dependen del destino y las actividades que se lleven a cabo en él.

Pero… ¿Y si esos riesgos fueran también de carácter psicológico?

¿Y si te dijera que hay una ciudad que da nombre a un trastorno debido a que muchos viajeros (e incluso habitantes) lo han desarrollado?

Este es el caso de la ciudad de Jerusalén y el desconocido “Síndrome de Jerusalén”.

Antes de explicarlo, se ha de comprender, que no se puede afirmar que visitar la ciudad en realidad lleve consigo “riesgos” psicológicos. Simplemente se trata de una curiosidad aún poco estudiada, y que debe ser entendida como un “trastorno” muy concreto, con poca incidencia (alrededor de 100 turistas al año), y como todos los demás: multicausal (no podemos achacar su desarrollo a la visita de la ciudad exclusivamente, puesto que en psicología no hablamos de la existencia de un solo factor para explicar la aparición de los trastornos, si no que éstos se desencadenan debido a varios: falta de apoyo social, eventos traumáticos, predisposición genética, etc.). Cabe destacar, además, que se estima que un 82% de las personas que sufren el síndrome al visitar la ciudad, constaban de historial clínico por haber sufrido alguna patología psiquiátrica anteriormente.

Ahora bien, ¿Qué es “Síndrome de Jerusalén”? Si hablamos en términos psicológicos, se categoriza como un “trastorno” disociativo histérico. Los trastornos disociativos son aquellos en los que se altera la memoria, conciencia, identidad o percepción de la persona. Para que nos entendamos; es parecido a la psicosis, ya que se manifiesta mediante delirios y alucinaciones. Usualmente se entiende que los delirios y las alucinaciones son lo mismo, pero la diferencia está en que mientras que los delirios son creencias de que la realidad es diferente a la existe realmente (por ejemplo la creencia de que he nacido de un huevo); las alucinaciones son percepciones de estímulos que no existen (por ejemplo ver elefantes rosas volando por mi salón).

¿A quién afecta el Síndrome de Jersusalén? Como bien decíamos, afecta a turistas que visitan la ciudad o a habitantes de la misma, pero… ¿Qué les ocurre exactamente? Lo que caracteriza a este síndrome único es que ¡las personas que lo sufren afirman ser alguna figura bíblica célebre! Es decir, el sujeto deja de ser él mismo, para convertirse en Moisés, el rey David, Jesús de Nazaret, Juan Bautista o la mismísima Virgen María.

Usualmente el personaje con el que se identifican resulta acorde a su identidad de género (es decir, los hombre se identifican con figuras masculinas y las mujeres con figuras femeninas), y parecen existir también diferencias con respecto a la religión profesada, ya que los pertenecientes a la religión judía suelen identificarse con figuras del Antiguo Testamento; mientras que los de religión cristiana suelen hacerlo con los del Nuevo.

¿Cuáles son las manifestaciones más comunes? Puesto que, como comentábamos, dichas personas se identifican con algún personaje bíblico (lo que ya conlleva delirios al sentirse otra persona y alucinaciones como por ejemplo afirmar que se lleva dentro al hijo de Dios), físicamente suelen dejar de vestirse como lo hacían previamente para lucir túnicas o sábanas acordes a su personaje. Además, llegan a predicar públicamente por las calles de la ciudad (lo cual es tremendamente notable e incluso se ha necesitado intervención policial en numerosas ocasiones). También realizan actos de purificación previamente desconocidos para ellos, y un largo etcétera.

Pero, ¿Son permanentes estas manifestaciones? ¡No! Parece ser que la mayoría vuelven a su estado psicológico previo tras unos días, y muchos de ellos incluso llegan a sentirse avergonzados de lo ocurrido.

Por tanto, como hemos podido ver, el Síndrome de Jerusalén es más bien una peculiaridad psicológica a conocer, antes que una preocupación real a tener en cuenta si viajas a Tierra Santa. Sin embargo, si alguna vez te encuentras por aquellos lares… ¡No te olvides de lo que te hemos contado! ¡Quizás seas capaz de identificar algún caso o incluso vivirlo en primera persona!