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La cólera y los gasterópodos

Por Jose Fernández
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jueves 07 de octubre de 2021, 17:05h

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El presidente de la Cámara, Jerónimo Parra, ha cogido el tono épico y ha cantado “la cólera del pélida Aquiles”, tal como dice el párrafo inicial de La Ilíada que nos ponían a traducir en clase de griego. Y lo que ha dicho el señor Parra es que gracias a la birria de comunicaciones que tenemos en Almería, los almerienses vivimos en una cárcel. Y aunque arda Troya, lleva más razón que un héroe clásico, porque desde que tengo memoria, la falta de trenes y aviones es el talón por el que se nos escapa la vida.
Viene encendida estos días la prensa con la noticia de la pérdida de nuevas frecuencias de vuelo con Madrid, lo que obliga al almeriense que quiera hacer una gestión -y que además tenga el bolsillo lo suficientemente curtido como para pagar uno de esos billetes que van por las nubes- a salir un día antes y a volver dos días después. Añadan a la fiesta el alojamiento, los desplazamientos y las comidas. Una felicidad completa. Con semejante escenario, es normal que el representante de los empresarios almerienses tenga un cabreo homérico y eche sapos y culebras por su habitualmente templada boca, verbalizando la furia universal que precede al desenvainar de las espadas, porque las comunicaciones de Almería sólo pueden producir, como en la epopeya más famosa de todos los tiempos, “infinitos males que precipitan al Hades muchas almas valerosas de héroes.”
Y ya me dirán si no hace falta tener el temple de un héroe y la paciencia de un santo para seguir produciendo y exportando en una provincia instalada por decreto en el subdesarrollo infraestructural. Y no me vengan ahora con interpretaciones políticas: el problema de las carreteras, los trenes y los aviones en Almería no es una cuestión de siglas, sino casi de siglos. Hace casi cuarenta años, cuando uno estudiaba en Madrid y no tenía coche, los desplazamientos a la capital de España eran un tostón interminable de siete horas, o más, en uno de esos Talgos grises y rojos o en una larga noche de incierta camaradería en un vagón litera amenizada por el tránsito entre los centros de instrucción de reclutas y los obradores de repostería tradicional de Alcázar de San Juan.
Pues cuarenta años después, por difícil que parezca creerlo, estamos peor que entonces. Ahora es mi hija mayor la que hace ese mismo desplazamiento y compruebo, con bochorno y tristeza, que aunque los trenes son mejores, la sensación de lejanía y aislamiento se ha incrementado, pues los nuevos tiempos nos permiten conocer con detalle lo bien comunicado que está el mundo y comparar la terrible carencia de servicios que sigue padeciendo Almería.
Supongo que es por culpa de todos. De los políticos almerienses de todos los partidos, que no han sabido plantar cara al desdén de sus jefes en Madrid o Sevilla. Y de una manera muy acusada, de la falta de músculo social de una sociedad tan blandurria y facilona como la almeriense, incapaz de estructurar un frente activo de reivindicación que supere el lamentable carrusel de pancartas que se pasean o se guardan en función del partido que gobierne o el desconcertante taponazo de salir a brindar con cava cuando te dicen que el AVE que iba a llegar en 2023 va a llegar, con suerte, en 2026.
Termino volviendo al griego clásico. Además de Jerónimo Parra, ha habido otro almeriense que ha hablado de este tema en la prensa. El diputado del PSOE, Indalecio Salinas, el Forrest Pan del confinamiento, ha salido a leer un papel con el que ha querido tranquilizar a los almerienses asegurando que todos los tramos del AVE están en obras. Dejémoslo ahí, no sea que nos erupte otro movimiento tectónico, porque no está Almería para más coladas y piroclastos. No entremos en mentiras e incumplimientos y no enturbiemos el hallazgo insólito de ver hablar a un gasterópodo.
NOTA. Para los que no cursaron esta lengua muerta, pero aún afilada, valga señalar que la palabra “gaster” es estómago y “podos”, pies. Es decir: que camina sobre su estómago.

Jose Fernández

Periodista.Asesor de Prensa
en el Ayuntamiento de Almería.