Su letrado afirma que la versión de la autora de la muerte es compatible con las pruebas
El abogado Esteban Hernández ha aprovechado las discrepancias entre la acusación particular que representa a Ángel y Padricia, los padres del pequeño de ocho años Gabriel Cruz, y la Fiscalía, para abrir una duda razonable sobre los hechos que se juzgan en la Audiencia Provincial de Almería, admitiendo de entrada que Ana Julia Quezada fue la autora material de la muerte del menor el 27 de febrero de 2018 en Las Hortichuelas de Níjar. Hay que puntualizar que la Fiscalía ve la existencia de un asesinato con alevosía, y la acusación particular añade el ensañamiento.
Hernández ha comenzado casi disculpándose por defender a Ana Julia, pero ha recordado el derecho a la defensa que asiste a todos los acusados, y que el caso le llegó por el turno de oficio. Quiso aclarar también que trataría de poner "cordura" en este caso tan mediático, para acabar afirmando que la versión de la muerte accidental que sostiene su patrocinada es verosimil a la luz de las pruebas. "Tapó la boca del niño no para asfixiarlo, sino para evitar que gritara"
Así, en diversas ocasiones ha marcado distancias entre los informes forenses hechos por funcionarios públicos, y los que aportará la acusación particular, de quienes ha insinuado que no son especialistas y que responden a intereses de parte.
Del mismo modo, ha cuestionado que la acusada sea tan maquiavélica como se ha ido indicando por la acusación, ya que todo ha sido "muy chapucero". Ha recordado, por ejemplo, que dificilmente pondría tener Ana Julia intención de matar a Gabriel cuando la abuela "reconoce" que ésta le ofreció al niño ir a la casa de Las Hortichuelas a pintar, o los problemas para enterrar al niño en un primer momento, y luego el no saber dónde meterlo.
En esa misma línea, ha negado la existencia de maltrato psicológico intencionado a los padres, ya que sencillamente "no sabía como salir del embrollo" tras el revuelo mediático levantado a raíz de la desaparición.
Junto a esto, Hernández ha detallado la diferencia en el relato de hechos e intenciones expuestas por la fiscal y el letrado de los padres, para sí concluir que la acusación debe probar los hechos, la intención y la existencia de móvil, ya que la autoría está clara. "La Fiscalía dice que el niño murió asfixiado, la acusación habla de una somanta de palos. ¿En qué quedamos?" ha llegado a decir el letrado, quien insiste en que "¿Tenía la intención de matarle o de acallarle? Esa es la cuestión"