Tuve una revelación del mundo en el que vivo circulando por el entramado Sector III de Vícar, camino del CEIP La Canal donde íbamos a celebrar el Día de la Radio, grabando cartas de amistad por San Valentín y las cabeceras y cuñas de la cuarta temporada de Radio La Canal.
Conducir en un día de diario por esas carreteras estrechas, mal asfaltadas, con innumerables cruces, rotondas, llenas de basura, restos de cosechas, sin arcenes y muy concurridas es esclarecedor. Ahí está el corazón, el motor de nuestra realidad, la base de nuestra economía, de nuestras relaciones sociales, las mil caras y aristas del milagro de la agricultura almeriense.
Los coches, camiones agrícolas, furgonetas de reparto y los trailers para la exportación, con horarios que cumplir, deben andarse con mil ojos para no atropellar a los niños que caminan o esperan el transporte escolar, y a sus padres, los trabajadores inmigrantes de los invernaderos que circulan en bicicleta, patinete o esperan en las rotondas a que un agricultor les ofrezca un jornal.
Un paisaje social y urbano al que uno se acostumbra, que pasa desapercibido ante la anestesia y urgencia de la rutina, del que nos aislamos pensando que aquello no va con nosotros, que otros son los peones de la partida y que es la manera de pagar las facturas, la casa y el barrio donde nos recluimos, según posibilidades, a disfrutar de los caprichos que hacen la vida más soportable.
Aquella mañana, entre la retahíla monocorde y monótona de las noticias, una voz iluminó lo que veía. La portavoz de VOX de El Ejido lanzaba una proclama fascista, un mensaje de odio contra las mujeres y niños inmigrantes vulnerables que el Gobierno va a acoger en un hostal del municipio, mientras se regulariza su situación. Unas duras, ofensivas e incendiarias palabras que, lejos de aportar soluciones, buscan provocar discordia, confrontación y crear una alarma irreal e innecesaria entre los vecinos.
El mismo mensaje que lanzó hace ocho meses cuando se acogió al primer grupo de inmigrantes en otro hotel del pueblo. En aquel momento pronosticaron violaciones, robos, malestar e inseguridad vecinal. El tiempo ha demostrado que estaban equivocados y que sus palabras, sus consignas, vienen dictadas desde arriba para que las cacareen y escenifiquen, porque si las discuten, serán sacrificados.
Debería alegrarme porque Abascal está cometiendo el mismo error que ya cometieron otros, eliminar a toda su guardia pretoriana y rodearse de los que asienten y aplauden sus ocurrencias. Sin embargo, me preocupan los aliados, los mal llamados patriotas, la pandilla de capitalistas matones con la que se está juntando a nivel internacional, que evitarán su caída financiándolo y son los verdaderos titiriteros. Por mucho que se estire en la foto, no está a su altura y es una marioneta más del fascismo que vuelve a amenazar la Paz mundial.
Ante esta situación me ha gustado la postura del equipo de Gobierno Municipal, con su alcalde a la cabeza, ya que, sin rebajar un ápice su disconformidad, reproches, crítica y la confrontación política al Gobierno por sus políticas migratorias, sí la ha escenificado con más cordura, sin tanto dramatismo como la vez anterior, cuando todos los concejales permanecieron de pie junto al alcalde mientras este, pensando en los votantes, los suyos y los de los descerebrados, anunciaba el fin del mundo y cruzaba descalificaciones personales con el Subdelegado del Gobierno de Almería.
Esta vez compareció solo, con los concejales sentados fuera de la imagen y, aunque podamos discutir sus palabras, puso sobre la mesa la realidad que vivimos, que es absurdo negar, y es el futuro que le espera a la comarca, el 33% es población inmigrante, de más de cien nacionalidades, y ocupan el 70 % de las plazas escolares; todos los esfuerzos que se están haciendo en materia de integración en el municipio, y las posibles soluciones ante el problema migratorio que está desbordando a Europa y especialmente a nosotros por ser zona de frontera.
Tras el escalofrío de las declaraciones xenófobas de la portavoz de VOX, anunciaron que la Asociación La Desbandá, en recuerdo de aquel trágico y cruel crimen de la Guerra Civil, cruzaría, sí o sí, el Cañarete hacia Almería, tal como recogía la autorización y llevan haciendo ocho años. Su lucha, su compromiso por recordarnos de lo que es capaz el fascismo, me reconfortó y sus declaraciones dejaron prendidas en mi mente las palabras que, en estos momentos más que nunca, no podemos olvidar: ¡No pasarán! Va por ti, Antonio López.
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