La feria de la noche, por mucho que se empeñe ayuntamiento y su equipo de gobierno del Pp, cada año que pasa vemos que no le encuentran una solución a su lento declive. Dicen en la Plaza Vieja que rebajan los precios de las casetas de la noche, pero estas no aumentan en número. La llamada izquierda social y política abandonó la feria hace tiempo en lo que a casetas se refiere. La ha dejado en manos de la derecha. Cuatro a uno es el resultado este año, y lo viene siendo desde hace unos cuantos. A esa izquierda social y política solo le queda ese viejo rincón cubano de Izquierda Unida, con las mismas sillas de la cuba castrista, las mismas mesas, pero no así lo precios, los mojitos ya andan por los siete euros, y no sé si lo caro del mismo es el cubito, que lo parece, por la cantidad con la que te llenan el vaso. Pero el abrazo a los amigos de años se hace imprescindible.
La derecha está representada en la feria de la noche por un sindicato, Csif, un partido, el Pp, (baño de la alcaldesa en la noche del jueves con besos y fotos) y dos casetas de las llamadas particulares, de socios o pijos: La Pita y Trinquete. No me da la impresión que estas sean muy de izquierdas. Total: cuatro a uno. La goleada es clara. Y no lleva camino de cambiar. El Psoe ha celebrado el encuentro con la militancia en un local fuera del recinto ferial, por lo que no se le ve con ganas de revitalizar la feria de la noche, en la que durante muchos años la caseta de los socialistas fue lugar de encuentro de la izquierda de la provincia, como ocurrió con las sindicalistas de Ugt y Cocos de hace muchos años. Al ritmo que está conduciendo el Pp la feria de la noche, el que tenga dinero que se apunte a la Pita o a El Trinquete. El resto al mogollón del almacén municipal y un rato a comprobar que el rincón cubano sigue fiel a sus sillas, mesas y sus mojitos a siete euros. El año que viene será a ocho.
Solo queda ese largo, largo almacén en que ha convertido el ayuntamiento la caseta popular de toda la vida, y que llena ese ciudadano variopinto que llega a la feria con ganas de bailar, comer algo, tomarse una copa y ver a lo lejos a un grupo como Cristal, y que no tiene otra alternativa a la que acudir. A las doce y media se acaban las cenas en las casetas y comienza el éxodo de los ciudadanos camino de sus casas. A la una y media la feria de la noche está vacía, solo quedan los Hermanos Manzano del municipio de Instinción con sus churros y su buen chocolate.
Y mientras se va muriendo lentamente la feria de la noche en lo que al apartado de casetas se refiere, María y Diego poniendo chinas en las ruedas de la del mediodía. Así están escribiendo la historia de la feria de Almería.