La pandemia del covid-19 han puesto el foco de atención en el aire que respiramos, especialmente en espacios interiores, y hemos comenzado a darnos cuenta de que en ocasiones es más impuro lo que respiramos dentro de nuestro hogar o nuestro lugar de trabajo, que en el exterior.
Por esta razón los purificadores de aire se están convirtiendo en un electrodoméstico más de nuestra casa, y aunque ya te avanzamos que no son la panacea contra la covid-19, en este análisis de purificadores de aire puedes observar los beneficios que aportan a nuestra salud, cuales son sus características y precios.
Los purificadores, por lo general, disponen de un ventilador y un dispositivo de filtración, y su funcionamiento consiste en extraer el aire de la habitación, filtrar sus impurezas, y liberarlo nuevamente en condiciones óptimas.
A la hora de elegir, no hay que fijase solo en el precio y decidirse por el más económico, ya que no todos los sistemas de filtrado son igual de efectivos reteniendo las impurezas, y por tanto no dejan de ser un aparato que hace circular el aire pero no lo limpia.
Si entras en Mamá Casa que es una web en la que hace comparación de electrodomésticos y elementos de hogar, observarás que los purificadores de aire ocupan un lugar destacado, por lo que será el lugar adecuado para no tener que ir de un sitio a otro mirando cuál de interesa.
Pero llegados a este punto es posible que alguien se pregunte cómo es posible que en nuestra casa o centro de trabajo haya contaminación, y es que no solemos darnos cuenta, pero están los gases que se producen por combustión al cocinar o fumar, agentes y procesos biológicos, gases o compuestos orgánicos volátiles (COV). Se trata del monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y de azufre, formaldehídos, benzopireno y partículas (PM).
También encontramos contaminantes como monóxido de carbono, hidrocarburos, óxidos de nitrógeno y de azufre, varios COV o incluso radón, uno de los componentes más cancerígenos, y todo ello presente en el ambiente de nuestro hogar.
También son contaminantes para nuestro aire los materiales de construcción de los edificios como las fibras de vidrio y asbesto. Los materiales para la fabricación de muebles también contienen elementos tóxicos que se liberan con el paso del tiempo, como el formaldehído, que está presente en barnices de contrachapados, paneles, aglomerados..., o el benceno de plásticos y pinturas... o tolueno de los disolventes. Además están los ácaros, el moho, el polen y las bacterias, presentes en cortinas, colchones, alfombras.
Ahí no queda todo, porque también los productos de limpieza y los de aseo personal contienen compuestos orgánicos volátiles (COV), que pueden provocar irritaciones en el sistema respiratorio y en la piel, problemas visuales, asma, alteraciones hormonales o en el sistema nervioso, cáncer... A ciertas temperaturas liberan gases porque son hidrocarburos que pueden ser respirados y llegar a los pulmones. Algunos de estos compuestos son el benceno, formaldehido, clorobenceno, tolueno, xileno, acetona y percloretileno.
El resultado de todas estas impurezas se refleja en la irritación en ojos, problemas dermatológicos y en las vías respiratorias, que se manifiesta con alergias y asma, cefaleas.
Se producen debido a la quema de combustibles fósiles o a procesos industriales. Estas partículas pueden llegar a los pulmones y ser muy perjudiciales.