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La parábola del gato chino
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(Foto: DALL·E ai art)

La parábola del gato chino

Por Rafael M. Martos
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viernes 11 de abril de 2025, 06:00h

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El reciente viaje de Pedro Sánchez a China, el tercero de su mandato, se produce en un momento geopolítico especialmente convulso. Mientras Estados Unidos agita las aguas de una guerra comercial de contornos aún difusos –con excepciones notables–, el presidente español busca estrechar lazos con el gigante asiático. Esta visita, envuelta en el debate recurrente sobre la conveniencia de acercarse a un régimen de partido único, inevitablemente evoca ecos del pasado.

Retrocedamos a los albores de la democracia española recuperada. Felipe González realizó la primera visita oficial de un presidente español a la China post-maoísta. Para justificar aquel acercamiento pragmático a una dictadura comunista, en un mundo aún bipolar, acuñó una frase que se hizo célebre: "Da igual que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones". La lógica era clara: más allá de las diferencias ideológicas, China era un actor global ineludible y un potencial socio económico. Establecer relaciones, aunque fuesen protocolarias y comerciales, parecía un paso necesario en la nueva política exterior española.

En aquel momento, la justificación podía tener cierto sentido. España necesitaba abrirse al mundo y China representaba un mercado y una influencia imposibles de ignorar. Pero, ¿sigue vigente esa máxima hoy? ¿Da realmente igual el color del gato cuando parece que ese gato no solo caza ratones, sino que se está quedando con toda la despensa?

La realidad actual dibuja un panorama muy diferente. China ya no es solo un taller lejano; es una potencia tecnológica, económica y militar que compite abiertamente por la hegemonía global. Y, objetivamente, se ha beneficiado enormemente de las dinámicas económicas de las últimas décadas, en particular de la deslocalización industrial europea. Grandes firmas de moda, gigantes tecnológicos, la industria textil e incluso farmacéuticas han trasladado parte significativa de su producción a China, atraídas por costes laborales más bajos y regulaciones menos estrictas.

El ejemplo de la transición energética europea es sangrante. Apostamos con firmeza por energías limpias como la solar y promovemos el vehículo eléctrico. Pero, ¿quién fabrica la inmensa mayoría de los paneles solares que instalamos? China. ¿Quién domina la producción de baterías y componentes esenciales para esos coches eléctricos, a menudo con procesos productivos altamente contaminantes y condiciones laborales cuestionables? China. Parece que hemos decidido subcontratar la parte "sucia" de nuestra apuesta verde, comprando a China lo que no queremos o no podemos fabricar aquí bajo nuestros estándares. Los componentes electrónicos que sustentan nuestra economía digital son, en gran medida, "made in China".

Así, la metáfora del gato adquiere un nuevo cariz. China no es solo un gato eficiente cazando ratones (oportunidades económicas); se ha convertido en el gato dominante que se está comiendo casi todos los ratones, mientras nosotros parecemos dedicados a engordarlo, esperando que no decida cambiar de menú y fijarse en algo más sustancioso. La dependencia europea en sectores estratégicos es cada vez más preocupante.

En este contexto, cabe preguntarse qué busca exactamente Pedro Sánchez en su tercer viaje. ¿Tiene claro si va a Pekín en calidad de "gato" buscando "ratones" (acuerdos beneficiosos para España), o si, en la compleja partida global, España y Europa corren el riesgo de convertirse ellas mismas en el "ratón", cada vez más dependientes de los designios y la producción del gigante asiático? La línea entre la cooperación pragmática y la dependencia estratégica es fina, y no está claro si la balanza actual se inclina a nuestro favor. La vieja máxima de González, quizás útil en su momento, hoy parece peligrosamente ingenua.

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y "Por Andalucía Libre: La postverdad construida sobre la lucha por la autonomía andaluza". Y también de las novelas "Todo por la patria", "Una bala en el faro" y "El río que mueve Andorra"