Las elecciones municipales del 28 de mayo de 2023 han dejado un panorama desolador para la izquierda en Almería capital. No solo el PSOE ha perdido dos concejales respecto a 2019, pasando de nueve a siete, sino que la coalición Con Andalucía, que agrupa a Izquierda Unida, Podemos y otras formaciones minoritarias, ha obtenido un resultado muy por debajo de las expectativas, logrando solo un concejal y menos votos que hace cuatro años Podemos en solitario.
Tradicionalmente, a la izquierda del PSOE ha habido un mínimo de dos concejales en el Ayuntamiento de la capital, y así hasta hace cuatro años, cuando Izquierda Unida logró unos 3.700 votos y se quedó fuera del Consistorio, y Podemos, con más de 4.000 metió en él a Carmen Mateos. No era aventurado pensar que sumadas las dos formaciones principales, y con el precedente mencionado, como mínimo, Con Andalucía lograra dos ediles, pero lo dicho, uno, y por los pelos.
Este fracaso electoral no se puede atribuir a un solo factor, sino que responde a una combinación de errores estratégicos, falta de liderazgo, desgaste del gobierno central y desconexión con la realidad social de los almerienses.
En primer lugar, hay que reconocer que la candidatura de Con Andalucía no fue la mejor posible. El candidato, Alejandro Lorenzo, no consiguió ilusionar ni movilizar a su electorado potencial, y mucho menos atraer a nuevos votantes. Su discurso fue errático y poco coherente, sin una propuesta clara y diferenciada para la ciudad de Almería, porque el programa era inexistente y se limitaba a "localizar" el programa estatal, llegando a extremos irrisorios como establecer odontólogo o podólogo municipal. Argumentar en su defensa que es joven e inexperto en política, no es precisamente positivo, porque la ciudadanía no tiene que pagarle un master en administraciones públicas a nadie; a la actividad pública hay que llegar suficientemente preparado como para lo que te toque hacer. También para asumir las críticas cuando se te lleguen. Y esto no es culpa solo del candidato, es de quienes le designaron, es de quienes planificaron la campaña, de quienes la ejecutaron, de quienes le asesoraron.
En segundo lugar, hay que admitir que la izquierda no supo leer el contexto político y social de Almería. La ciudad sigue siendo un feudo del PP, que ha revalidado su mayoría absoluta con 15 concejales y casi el 49% de los votos. La alcaldesa, María del Mar Vázquez, ha sabido capitalizar su gestión al frente del Ayuntamiento, presentándose como una líder cercana, eficaz y moderada. Frente a ella, la izquierda no ha sabido ofrecer una alternativa creíble y atractiva para los almerienses, que han castigado su falta de proyecto y de visión para la ciudad.
En tercer lugar, hay que asumir que la izquierda ha pagado el precio del descontento con el gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos en el ámbito estatal.
Y es que si la candidata socialista Adriana Valverde culpaba de su mal resultado a que se había votado "en clave nacional", y por tanto señalaba a Pedro Sánchez, el candidato de Con Andalucía, comentaba lo mismo. Eso, traducido, quiere decir que reconoce que los almerienses han mostrado su rechazo a las políticas del ejecutivo central, y no entraremos en reiterar a qué nos referimos, pero que es lo que ellos han defendido aquí.
Por todo ello, la izquierda debe hacer una profunda reflexión sobre lo ocurrido en Almería y extraer las lecciones necesarias para revertir esta situación. No basta con buscar culpables o justificaciones externas. Hay que reconocer los errores propios y corregirlos. Hay que renovar el liderazgo y el discurso. Hay que recuperar la confianza y el apoyo de los ciudadanos. Y hay que construir una alternativa sólida y coherente para la ciudad.
Lo ocurrido en Almería demuestra que en política no hay sumas automáticas ni fórmulas mágicas. La izquierda no puede dar por hecho el voto de nadie ni conformarse con aglutinar siglas porque son solo eso, siglas, y lo importante es aglutinar votantes. La izquierda tiene que volver a conectar con la realidad y con las demandas de los almerienses, y ofrecerles una propuesta concreta, específica, que se viva en sus calles. Solo así podrá aspirar a mejorar resultados en Almería.