La vuelta de Trump al poder está dando lugar a horas de avezados debates políticos, artículos y ensayos, así como a todo tipo de reacciones en todas las esferas sociales, políticas, económicas y culturales. Uno muy reciente ha sido sobre la ‘Teoría del loco’, publicado en la BBC.
El artículo llama la atención porque analiza cómo el presidente de los EEUU utiliza la amenaza-sensación de que es una persona incontrolable de acciones y reacciones inescrutables que puede amenazar con la destrucción nuclear -como hacía Richard Nixon en sus negociaciones con Vietnam del Norte en los 70- o con la guerra comercial arancelaria más brutal y descontrolada que se haya vivido en los dos últimos siglos.
Precisamente, esta guerra arancelaria se basa en las medias verdades o mentiras totales que suelen usar Trump y su corriente extrema derechista para tratar de engañar, enfadar y conseguir el beneplácito de los ciudadanos. La tergiversación del IVA como si fuera un arancel, la política migratoria o cualquier disconformidad con un país son una buena excusa para subir los aranceles un 10, 15 o 25%, según desee. Se trata de una auténtica ruptura de las bases y acuerdos comerciales que han ayudado a la estabilidad, al crecimiento y al progreso de las últimas décadas.
Traigo a colación este artículo de la BBC porque Trump empezó hablando de los aranceles pero después trató de destrozar a la Agencia de Cooperación de EEUU y estos días está ‘negociando’ una supuesta paz en Ucrania sin Europa y sin Ucrania, simplemente cara a cara con Putin.
La estabilidad y progreso europeos que tanto nos ha costado y que en países como España apenas disfrutamos desde hace cinco décadas; ahora sufre su mayor y más imprudente e impredecible amenaza en las actuaciones del presidente Trump.
Ante esta situación, como españoles y como europeos debemos tomar nota de lo que expresaba nuestro presidente, Pedro Sánchez, hace unos días en la minicumbre europea en París: “Tenemos que dejar de subestimarnos a nosotros mismos”. Tenemos una solidez que se muestra en nuestros valores democráticos, nuestros principios de integración comunitaria, nuestros recursos y nuestra imagen e influencia global. No dejemos que la ‘Teoría del loco’ nos domine; creamos en nuestras capacidades y principios y hagamos una Europa más fuerte, más solidaria y con mayor capacidad de liderazgo.